En
general, el liberalismo económico trajo el liberalismo político (Iluminismo
Sapere aude, atrévete a saber, a vivir sin tutelas, libre) en occidente; sin
embrago, el Neoliberalismo económico ha traído en México, una fiebre tiránica
en todos los niveles de gobierno, en pos de implantar el Neoliberalismo, sin
combatir la corrupción gubernamental u política y, así poder hacer negocios
personales a diestra y siniestra con toda impunidad.
Para
corregir los excesos de la corrupción gubernamental y política se deben
reformar las leyes contra las infracciones administrativas, civiles y penales cometidas
por gobernantes y políticos para frenar sus locos impulsos de ambición sin límites.
La
corrupción no es, cultural como lo afirma Peña Nieto sino una práctica
implantada largamente desde el gobierno y que engloba todo el Estado mexicano. En los Estados nacionales donde
se imponen leyes bien definidas y efectivas, tendientes a frenar los excesos
del gobierno y de los políticos la cultura de la corrupción no florece.
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