jueves, 14 de agosto de 2014

UN CORAZÓN ALEGRE: “HAIGA SIDO COMO HAIGA SIDO”.



Las declaraciones de Felipe Calderón, en el sentido de “Ver una descomposición moral en el PAN”, no deben ponerse fuera del contexto político, es decir, de la lucha interna del Partido Acción Nacional y como un ataque en contra de Gustavo Madero, ya que fueron legisladores del grupo de este último quienes mostraron su falta de moral y ética.

Es muy significativo que un Corazón Alegre como Felipe Calderón, el rey de la bohemia durante, por lo menos su sexenio, se sienta ofendido por una fiesta que no rivaliza con las que el hacía, con derroche de recursos públicos y excesos de toda clase. Eso, no es más que cinismo puro muy a su estilo: “Haiga sido como haiga sido”, es el lema que nos da el nivel de su moral y de su ética.

Calderón no es brillante pero si muy astuto para usar el maniqueísmo (el uso de los principios del bien y del mal), a su favor. Con estas declaraciones lo que dice, de manera soterrada, es: “Yo Felipe Calderón soy el principio bueno y el otro (Gustavo Madero), el principio malo”; en consecuencia debo dirigir el partido porque sé cómo hacerlo y el otro no. Esto no solo es censurable sino una forma grosera de encarar la política y por ende intolerable. 

¿Cómo olvidar la enorme corrupción que impero en su administración?, eso no solo son estadísticas sino hechos reales que han quedado en la memoria y en la historia. No debe venir Calderón simulando tener una moral ejemplar cuando conocemos los abismos en donde habita su moral corrompida. Los estadounidenses lo acogieron poco tiempo porque saben que no tienen ninguna cosa buena que les aporte. De la misma manera, Calderón no puede aportar cosa alguna buena a los mexicanos. Fue una desgracia como presidente y aun los mexicanos padecemos los efectos nocivos de su brutal administración, llena de mesianismo y megalomanía. Que no crea que puede impunemente venir a decir toda clase de tonterías. El mexicano tipo pasivo y acrítico ha sido ya desplazado y no puede esperar cualquier mal político otra cosa que no sea la crítica severa pero sobre bases objetivas.


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