Los
gobernantes y políticos mexicanos, en su mayoría, han sacado a flote como su
mayor atributo de personalidad desde una porción psicópata hasta la completa y
retorcida conducta enferma de psicopatía. No les importa que el pueblo quede a
merced de las grandes trasnacionales sujetos a toda clase de atropellos e
injusticias ya que el Estado es incapaz de regular a las grandes empresas que
los han dominado por completo. Su falta de simpatía y empatía, la falta de
remordimientos y todas las conductas insanas llevan a concluir que en la mayoría
de gobernantes y políticos algo anda mal en sus cerebros. Algunos políticos llegan
hasta el sadismo. No les importan los muertos ni el dolor del pueblo con tal de
que sigan en el poder.
Abrase
cualquier diario y nunca faltará una noticia atroz de un delito cometido por algún
gobernante y político. Esto se agrava ya que, en las leyes se refleja su falta
de empatía con el pueblo y no es simple impopularidad de las leyes sino
verdadero reflejo de la personalidad general de los gobernantes y políticos. A
pesar de sus evidentes conductas enfermas y nocivas para la nación mexicana los
gobernantes y políticos viven en total indiferencia como si no fueran
responsables de mal estado del pueblo en todos los rubros. Se pavonean como héroes
incomprendidos.
Imponer
el Neoliberalismo sin combatir la corrupción oficial, misma que esta tan
enraizada en la política mexicana, es, el peor error de los mexicanos. Había el
momento de cambiar el Estado mexicano de una base de corrupción en la política y
lo social a una base en la que se implantara el Derecho y la democracia como
base de la vida de los mexicanos y los gobernantes y políticos se negaron con
tal de seguir en el poder. La sociedad mexicana no es menos responsable de
ello.
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