Todo
cambio es problemático aunque se tenga un plan, dado a que el plan es una idealización
y llevarlo a cabo es harina de otro costal. Los mexicanos tenemos ante nosotros
el reto de entrar de lleno a la Híper-modernidad por nuestros propios pies y
con un plan propio y ajeno al del gobierno que es muy simple y nocivo para el
pueblo. El nacionalismo es, ya obsoleto y debemos ser ciudadanos del mundo sin
ninguna restricción por prejuicio. Debemos vivir nuestra época si falsas e
imposibles añoranzas del pasado.
Una
de las añoranzas de los panistas es, volver al Medioevo con todas sus
instituciones rígidas con el modelo de familia tradicional y ya en franca extinción
en donde la autoridad divina se derrame sin concesiones en toda la vida. Eso no
sucederá. Esa loca pretensión es la espina en la garganta del panismo, la
herida purulenta que nunca sana.
Recuerdo
la época cuando cursábamos la preparatoria; teníamos a un amigo puntilloso que
a menudo nos hacía reír a carcajadas. Era los años 1986 y 1987. Las
privatizaciones comenzaban y el priismos empezaba a desplomarse como partido único
de Estado. Nuestra educación tendía (y así sigue) hacia la izquierda. Era menester
leer a Marx y todo lo inherente al comunismo y el socialismo. Joel León
Tlalolini decía al respecto “Odio a los ricos pero quiero ser como ellos”, con lo
que casi nos daba el Saint Vitus.
Es
evidente que no podemos regresar al Estado paternalista ese que, todo lo provee,
todo lo da porque ese es el Estado priista que no solo no arregló la vida de
los mexicanos sino que mantuvo una dictadura casi perfecta con lo cual dejo en
estado de indefensión al pueblo mexicano. Claro que el pueblo tiene su parte de
responsabilidad. Por ello es necesario que entremos a la Híper-modernidad por
voluntad propia y un plan propio.
En
la Híper-modernidad no es la sociedad (aunque exista) considerada en su
conjunto la que importa sino el individuo híper individualizado. Eso significa
ya un híper aislamiento. He ahí el problema de la falta de solidaridad de los
mexicanos. Si a esto le añadimos la ignorancia y la pobreza se tendrán los
ingredientes básicos del porque los panistas y priistas en el gobierno (los demás
panistas y priistas siguen la suerte del pueblo pobres e ignorantes), pueden
casi impunemente imponer el Neoliberalismo. Ahora bien, ¿se puede vivir fuera
del Neoliberalismo?, en nuestras circunstancias evidentemente que no. Esto no
solo por ser, casi un apéndice de los Estados Unidos de Norteamérica sino
porque al pueblo mexicano se le ha preparado desde hace treinta años para tener
necesidad del Neoliberalismo en su vena más nociva pero más adictiva: el
consumismo. En efecto, hasta hace treinta años la provincia producía alimentos de
manera artesanal. Era común que las frutas y verduras estuvieran en un solar y terrenos
adyacentes a las viviendas bastaba con abrir la puerta para toparse con la
huerta familiar llena de maíz, frijol, habas; mas allá, los rábanos, las
lechugas y todo lo necesario para la vida. Las aves cantaban y las mariposas
revoloteaban alegres ante nuestros ojos. Era una maravilla. Se hacían casi
todos los alimentos de manera artesanal; desde quesos hasta charales asados. Los
tianguis eran el punto de venta y reunión de los mexicanos en este rubro, el
mercantil. La gran variedad y riqueza de la alimentación proporcionaba una vida
saludable. Pocos gordos pocos enfermos. En donde nací solo había un doctor que
se iba al pardear la tarde. Por si esto
fuera poco se tenían cerdos, gallinas, patos, guajolotes, chivos y toda clase
de animales domesticados para la alimentación. Un buen día se le ocurría al
abuelo o al padre matar un cerdo y se hacía rellena con la sangre del animal,
longaniza, carnitas, mole de patas y se sacaba manteca para cocinar (un bote
por lo menos de diez kilos). El resto del cerdo no se vendía sino que se convidaba
a los vecinos y amigos el sobrante se colgaba de un palo atravesado en la
cocina y de allí se seguía comiendo al ritmo requerido. Esto conllevaba todo un
arte adquirido por la experiencia y se había vuelto una tradición. Esto claro
en la región central de México ya que en otras la cosa era diferente pero seguía
la regla de lo artesanal.
Todo
esto era un gran problema para el Neoliberalismo ya que no se consumían en gran
escala los embutidos ni los refrescos o demás artículos como los enlatados. El
pulque y la cerveza eran lo común para los mayores y el agua sola o de frutas
para los demás. Claro que había pobres y excesos que ni que decirlo. Pero la
vida transcurría lentamente y con su sana alegría. La caída del Muro de Berlín,
la Glasnot y la Perestroika anunciaban la caída del Socialismo real que resultó
ser un totalitarismo y como todo totalitarismo, despreciable. De allí les viene
la orfandad y la pobreza de ideas a los izquierdistas pragmáticos. El Socialismo
y el Comunismo siguen tan vigentes que es menester ocultarlos con más producción,
con más consumismo, con más ideología neoliberal y con la robotización estúpida
de los seres humanos. Pero llegará el día que nos cansemos de tanta devastación
y enfermedad traída por el Neoliberalismo que tendremos que voltear hacia el
humanismo, insertos en el Socialismo y el Comunismo y se verá que no estaban
muertos ni obsoletos sino solo nos habíamos desviado insanamente de nuestro
porvenir.
El
Neoliberalismo tenía ya las puertas abiertas y sin oposición para encumbrase y
se lanzó a conquistar el mundo y lo logró bajo las ruedas de sus potentes vehículos
comerciales y bajo las rápidas tanquetas y pesados tanques con forma de
trasnacionales. No hubo ni hay poder humano capaz de detener a estos
conquistadores de la vida aunque nos traigan enfermedad y muerte. Esta loca
conquista (de la cual somos también responsables) ha traído mas muerte y
enfermedad que cualquier otra conquista o guerra pasadas; aun si juntamos a las
más terribles. Mírese la pobreza, enfermedad y muerte extrema que impera en el mundo
y comparece la vida antes del Capitalismo y se verá que el Infierno de Dante es
un castigo infantil porque es solo una amenaza, una promesa funesta pero, la devastación
del mundo y de la vida actuales real.
Bien,
ese “Odio a los ricos pero quiero ser como ellos” debe tener sus correcciones. ¿Quién
en su sano juicio no querría tener los medios económicos y materiales para
poder vivir bien?, me parece que no los hay y que por el contario es una
añoranza general. Al Neoliberalismo no hay que temerle sino sitiarlo superarlo
tal y como lo han hecho en Suiza, Suecia y aun los propios Estados Unidos lo
hacen. Para ello no seamos idealistas. Claro que en estos Estados hay corrupción
y excesos pero son perseguidos aceptablemente. Por estos días han sido
sancionados los responsables de la crisis anterior inmediata en los Estados
Unidos y ello significa que los responsables son culpados y sancionados. En México
los responsables de tan malas administraciones, de la creación de pobreza
extrema y constante y de cometer los más viles delitos financieros y de aliarse
con los narcos y gobernar con ellos están impunes. De esto somos responsables,
tanto el gobierno como el pueblo pero falta que se haga culpables a los
responsables concretos y que no vengan con el bonito cuento de que los
beneficios se verán dentro de treinta años cuando descansen el sueño eterno.
Esto da al traste eso de que “En caso de que así no lo hiciere que la nación me lo demande”. Por el otro
lado el pueblo debe sitiar y controlar al Neoliberalismo y después superarlo.
Y,
superar al Neoliberalismo es dejar de consumir sin sentido y mirar que no se
devasten los recursos naturales, minerales, la flora y la fauna, los mares, ríos
y los seres que en ellos habitan para que unos pocos vivan como cerdos bien
alimentados pero con una moral de quinta. El rubro de la verdadera y profunda educación
no debe olvidarse. Hoy tenemos un sistema educativo dirigido por un inepto que
solo capotea el temporal con retórica hueca. Este sistema educativo produce
figurines al estilo Peña Nieto que, si ya de por si tiene serias deficiencias
mentales y se le da una magra educación académica (de la educación moral ya ni
hablar), se tendrá un Gerente General funcional y al servicio de las
trasnacionales con una corte de pillos, delincuentes y toda clase de picaros
con las mismas negras intenciones; vender a los mejores postores lo público y
por ende, la vida. Claro que toda esta caterva se incluye como pasivos de la
deuda pública; hay que seguir alimentándolos.
En
este contexto no se deben olvidar los rubros del arte, el deporte, el cine, lo
artesanal y todos aquellos ámbitos de la rica vida mexicana. Senos ha
programado para consumir y no solo no podemos dejar de consumir sino que, no
queremos dejar de consumir a costa de todo, incluso de nuestra vida y salud.
Consumimos veneno en casi todos los alimentos y casi todo lo que compramos es
nocivo (televisión por ejemplo) o es inútil e innecesario.
¿Creen
que sitiar el Neoliberalismo es una utopía?; ¿Acaso son ignorantes al
extremo?, ya Islandia nos dio un norte. Ante la crisis generada por banqueros y
políticos (que combinación tan funesta), en lugar de darle a la banca dinero público
(tal y como se hace en México), los responsabilizó, los culpó y sancionó con cárcel;
con los políticos hizo lo mismo. Eso es lo que debemos hacer los mexicanos imponer
la democracia y no dejar impunes los delitos cometidos por ricos y políticos.
Si queremos buena vida pero en todos los rubros de la vida: economía, arte,
ciencia, filosofía, música, artesanías, cine etc.
Por
lo más y por lo menos, debemos superar ese odio a los ricos y debemos superar ese
querer ser como ellos: enfocados solo en lo material, olvidándose de la gran
variedad y riqueza profunda de la vida.
Hace
veintiséis reíamos con los comentarios puntillosos de nuestro entrañable amigo
Joel León y el, también reía, era un pozo de inagotable de sana alegría y un
amigo solidario hasta los puños. Pero no se crea que solo nos hacia reír (hoy
lo sigue haciendo) sino pensar; era y es, un maestro en esas dos grandes venas
vitales de la vida.
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