martes, 29 de abril de 2014

POSICIONES IRRECONCILIABLES


Los intelectuales, académicos, profesionistas y artistas mexicanos de primera línea; así como las demás personas pensantes están en total desacuerdo con el Partido Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto y su gabinete debido a las reformas privatizadoras que se están llevando a cabo en México. A primera vista solo se trata de dos posiciones antagónicas germinadas por incomprensión de dichas reformas por el primer grupo. Sin embargo, las cosas tienen sus diversos niveles de profundidad. En el fondo último están dos posiciones antagónicas irreconciliables: el pragmatismo (la utilidad con sentido corto, dependiente e inmediato) y la vida consciente basada en la ciencia, la filosofía, el arte, la cultura, la justicia, la solidaridad, que aunque atienden a lo inmediato, preparan lo mediato y lo lejano y todo aquello que hace al ser humano mejorar en bien de la nación mexicana.

A los pragmáticos no les importa otra cosa que no sea la producción y prestación de bienes y servicios de manera permanente y creciente sin reparar en los daños que se causen a la naturaleza, a la fauna, la flora, suelo y a la población mexicana. No es casual que haya sido Peña Nieto el político apoyado por Soriana, Monex, Televisa, Tv Azteca y todas las grandes empresas trasnacionales; ya que las mismas tienen el mismo objetivo.

Es publica la tremenda ignorancia de Peña Nieto y si el pueblo se pregunta y se asombra de que una persona limitada en la ciencia, en la filosofía, en el arte, y en general, la cultura, haya alcanzado la máxima magistratura mexicana; la respuesta es, que es solo una pieza funcional de toda una maquinaria que trabaja incansablemente día y noche en los ámbitos, político, de gobierno, el educativo, el cultural, de comunicación televisiva y todos los medios incondicionales al neoliberalismo. No es, Peña Nieto la mente maestra que diseña y promueve las reformas estructurales y de segundo orden, eso es darle excesiva importancia; es evidente que si no puede articular dos o tres ideas menos es capaz de tamaña empresa.

Ahora bien,  a esta visión y práctica de la vida pragmática se le opone a la visión de los intelectuales, artistas, académicos, escritores y todos aquellos que se dan plena cuenta de la mutilación, estrechamiento y mecanización  que se trata de hacer a la vida misma. Para este grupo de personas la vida debe ser dinámica, creativa, espontanea, sin límites a priori, alegre y libre. En consecuencia, cuestionan al gobierno federal y se oponen decididamente a la implementación del neoliberalismo sin antes, no pasar por la crítica profunda al consumismo de bienes y servicios sin ton ni son. Saben que darle más poder a las empresas trasnacionales en lo público es enajenar la vida misma, lo más preciado, a lo banal, lo inútil, lo estéril. No habría posibilidad de que la vida se desarrollase en plenitud sino que sería una vida limitada por la mera producción de bienes y servicios con la rapiña y daño a la naturaleza y todo lo que en ella habita y vive.

Peña Nieto solo entiende el automatismo, es feliz con las apariencias y las formas prediseñadas de la vida. Por eso, cuando sale solo un poco de lo planeado, sus limitaciones se hacen evidentes de manera fatal. Pero lo sostiene el capital privado, nacional y extranjero que solo tienen un solo objetivo: obtener las mayores ganancias al más bajo costo sin importar los daños a la naturaleza y a la vida.

En fin en el fondo estas son las dos posiciones que se enfrentan y la moneda aún está en el aire. Solo la toma de consciencia por parte de la nación mexicana y la acción política pueden inclinar la balanza a favor de la vida libre, espontanea, solidaria, justa en lo general y equitativa en lo particular. 

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