viernes, 4 de abril de 2014

PAX PRIISTA




La justicia para la nobleza partidista y gubernamental es tal que no puede ser aplicada. El Estado de Derecho solo se aplica al pueblo pero no a los nobles políticos y gubernamentales. Décadas llevamos manteniendo a políticos que no solo no defienden los intereses comunes sino que impunemente traicionan al pueblo. Es una patente de Corso ser político. Se pueden cometer los más graves delitos sin castigo alguno. La clase política aunque sea de diversa ideología a la hora de aplicar la legalidad se une para que no sean tocados los delincuentes, sean del partido que sean.

Es una vergüenza nacional que Carmen Aristegui se ponga en sumo peligro por la verdad y la justicia y los políticos no solo se hagan los tontos sino que soterradamente protejan, en este caso, a Cuauhtémoc Gutiérrez, este mal líder producto de la explotación y de la tiranía; protegido por la cúpula priista debe ser no solo investigado sino sentenciado por sus delitos. No había podido ser destituido por la dirigencia priista y en un día fue removido por la investigación de una mexicana valiente y casi dejada sola en su lucha. No hemos escuchado que los políticos se pronuncien enérgicamente en contra de Cuauhtémoc Gutiérrez y en contra de estas prácticas institucionalizadas.

De plano son una vergüenza los políticos mexicanos. La procuración de justicia discrecional daña a los mexicanos en conjunto. Ese es el peor mal mayor en México: la falta de aplicación para con los políticos. En otros lugares ya esto hubiera sido suficiente para un cambio radical en el sistema, aquí se simula la justicia.

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