En
cosas divinas pensamos y actuamos a lo kantiano, es decir, al absurdo. Kant
llega a la conclusión de la imposibilidad de llegar a conocer a Dios e incluso de
su existencia y sin embargo, siguió creyendo que existía un Dios con lo cual dejó
el camino expedito para que los alemanes partieran del Absoluto y persistiera
el ninguneo del ser humano.
Los
mexicanos dados a seguir los errores ajenos seguimos pensando a lo kantiano,
aunque los gobernantes y políticos siguen siendo parte principal de la
desgracia mexicana se sigue pensando que hay un dios que los castigará en el más
allá. No se dan cabal cuenta de que los delitos que estos gobernantes y políticos
son cosa del mas acá, es decir, de la realidad y no de fantasmagorías.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario