Cuando
surge un escándalo político en todo momento se hace la bonita declaración “Que
se investigue hasta sus últimas consecuencias, caiga quien caiga” y se sigue así
de plaza en plaza, de banqueta en banqueta, en radio y televisión con gesto
severo. El público, claro, solo ríe ante semejantes declaraciones. Se sabe que en
México los políticos tienen patente de Corso en todos los ámbitos; viven en la
impunidad. Basta con hacer una revisión en cualquier momento de la historia
para ver que simple y llanamente los políticos no se les aplica la ley.Se
conforman comisiones en las cámaras del Congreso de la Unión exprofeso para
cada cosa que se les ocurre investigar y nunca se llega siquiera a consignar a
los responsables.
Quizás
la sentencia que tanto vociferan los políticos “Caiga quien caiga”, sea un
conjuro (en los que no creo), que de tanto ser repetido tiene como efecto, el
de proteger a los políticos en su conjunto ya que en la realidad lo único que
cae es la pesada cortina de la impunidad. Por eso la enternecedora declaración,
en el caso de Cuauhtémoc Gutiérrez, de que se investigue junto con sus
cómplices, caiga quien caiga se debe sumar a todos los demás casos recientes en
los que no ha caído ni uno solo. Allí están Mario Marín, Humberto Moreira,
Ulises Ruiz, Montiel, la lista es larga y conocida.
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