Se
es ateo porque se es más profundo que los teólogos y rápidamente se descubren
sus mil engaños sobre la vida. Sin embargo, esto sería muy simple para
sostenerse por sí misma esta postura, dado a que bien se puede uno sumar a los
tiranos para sorber las vidas ajenas y vivir de ellas. No, se es ateo y se
mantiene uno en el ateísmo porque nuestra vida se hunde profundamente, más allá
del mas allá, es decir, en el más acá, para solidarizarse humanamente con los demás
seres humanos oprimidos por los teólogos. Sin esta posición ante la vida, las
palabras y no solo las palabras tales como humano, amigo, justicia, verdad,
hermano entre muchas otras, carecerían de sentido, de valor. La vida sería,
entonces, un vacío insondable, insoportable y carecería de sentido y valor para
ser querida, amada.
Explicar
la vida desde lo divino es un sin sentido. Desde esta perspectiva, todo en la
vida está dicho y hecho. Pero, basta con vivir un solo día para ver que en la
vida y la vida ninguna cosa esta hecha y dicha, sino que por el contrario, son
los seres humanos los que tienen forzosamente que hacer, bien o mal, la vida
particular de cada uno. Se puede rezar y hasta hundirse el pecho con tanto
golpe pero, jamás vendrá un solo dios o espíritu a solucionar problema alguno y
es que la vida es problemática en todo momento y no es menester enfrentarla uno
mismo, en total soledad interna y en solidaridad o colaboración fáctica. Pero
la mayoría desoye este radical mandato de la vida y pone su vida en manos de teólogos
que pregonan el más allá mientras trasquilan y enlodan a sus rebaños con palabras
llenas de fe ciega.
Los
ateos no creemos, como tampoco lo creen los teólogos, en el más allá. La radical posición de los
ateos hunde sus raíces en la vida misma, de tal suerte que, cuando se pone en
peligro la misma, por los sacerdotes, es menester sacar la vida misma del lodo,
es decir, oponerse con justa razón a la denigración humana. El ateísmo, no es
una cosa banal sino la acción más consciente y decisiva en contra del
envenenamiento de la vida.
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