Murió
porque debía de morir algún día. La sentencia cristiana de degradar la vida a
mero polvo dice: “Polvo eres y en polvo te convertirás”, que significa que el
ser humano debe estar postrado, inclinado con la mira en la idea fija de ser
solo polvo, una insignificancia. Esta mentira se ha repetido hasta el infinito
que es casi imposible que la gente tenga otro pensamiento al respecto.
Nos
cuesta trabajo aceptar que vamos a morir. Nacemos sin que tenga participación
nuestra voluntad y morimos contra ella, dice Fromm (El arte de amar). Con todo,
no veo porque debemos ponernos pesimistas cuando alguien muere cumpliendo su
ciclo en su plenitud práctica, que no ideal. Sabemos muy bien que moriremos.
Pero, ¿Por qué debemos ponernos tristes ante lo que ya sabemos que pasará?, por
mi parte, me reconforta saber que hay seres humanos que son como las abejas nos
dan miel en forma de ideas, arte, ciencia y a través de su vida. ¿No es esto
suficientemente hermoso?. Debemos estar agradecidos de haber vivido en los
tiempos de pocos, pero, maravillosos seres, mujeres y hombres que son diques a
la barbarie y a la tiranía.
Murió
Pérez Gay y deja como legado su quehacer en la diplomacia, en la literatura, en
la academia y todo lo que tocó para bien o para mal, según sea quien lo evalué
y desde donde se haga la crítica. Claro, que le importa a esa abeja de dulce
miel. Yace inerte su cuerpo pero, su pensamiento vivaz, dulce y profundo nos
invita a seguir la senda trazada por su autor. Era un puente entre México y Europa
y más específicamente con Alemania.
Me
parece que dejó cosas buenas que pocos pueden vislumbrar. Ya el tiempo serenara
a las partes que exaltan o menosprecian la labor del difunto. Pero el ser
humano no solo es polvo ni solo va al polvo. También es acción, es pensamiento
y muchas otras cosas. En el caso presente, José María Pérez Gay fue muchas
cosas y alcanzó por ello reconocimiento no solo nacional. Ha dejado de ser
persona para convertirse en objeto ideal. No existe más ya lo corpóreo.
Sin
embrago, personas como Pérez Gay son fundamentalmente pensamiento y no solo
pensamiento desnudo sino pensamiento dinámico, vivaz y valioso. ¿Dará sus
frutos, algún fruto, ese pensamiento?, ya los dio, seguramente dará por lo
menos alguno y valioso. Bien podemos parafrasear la sentencia cristiana y
decir de Pérez Gay:
“Pensamiento
eres y en pensamiento te convertirás”.
Por
mi parte me alegra que personas como el maestro José María Pérez Gay hayan
surgido del polvo, hayan caminado por este mundo y ahora sean pensamiento
dinámico, vivaz y profundo.
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