jueves, 2 de mayo de 2013

EL DÍA DE LAS BESTIAS




Lo común el día de hoy es que se dieran las características del avión en donde viajan los presidentes de los Estados Unidos de Norteamérica y en concreto, ahora, Barak Obama y seguir con la limusina en que se traslada por tierra. La llaman “La Bestia”. Todo en la enorme maquina es impresionante. Siete toneladas de peso, según algunos medios, color negro, con capacidad de fuego impresionante y seguridad por todos lados. Ahora bien, más que su imagen impresionante, veo ese transporte como el símbolo del poder de los norteamericanos. ¿En que nos beneficia saber que es una maquina única, al grado de llamarla “La Bestia”?,  en ninguna cosa. Es un mensaje mediático de superioridad y de decadencia útil si, pero, de mal gusto.

Presidentes estadounidenses han ido y venido y casi nunca aportan cosa benigna para los mexicanos, ya sea, por tradición, porque la sociedad norteamericana se los reprocharía o por simple cinismo de endilgarle a los mexicanos los males que quieren en el momento que lo requieren. ¿A qué nivel de deshumanización han llegado los vecinos del norte para consumir todas las drogas que toquen suelo norteamericano y con gran pompa atribuir la culpa a los mexicanos?,. Hacen su agosto todo el año vendiendo armas de manera ilegal a los carteles mexicanos y luego ponen el grito en el suelo cuando sus propias balas manchan de sangre el suelo mexicano.

Por otro lado, hemos visto a Peña Nieto, en la misma línea de la pulcra imagen sin importarle el fondo de los problemas que aquejan a los mexicanos por causa de los políticos de su partido y de los restantes también. Un  “Pacto contra el hambre” que francamente es una excelente muestra de la corrupción imperante en este gobierno federal y que cínicamente niega como si con ello fuera a convencer a los que usan la razón de manera apropiada. Sostengo la tesis que, las personas con limitaciones tan graves de intelecto, cultura, ciencia, estética, arte, política entre otras muchas cosas más, son incapaces de lograr comprender la realidad en su profundidad. Están impedidas para saltar la valla de la ignorancia y se limitaran a ser pragmáticos. Ello les va como anillo al dedo. Allí se sienten como peces en el agua. Peña Nieto esta en este conjunto, en este círculo de fuego que le tiende el saber, en este estadio de ignorancia infantil.

Ojala y hubieran tocado el tema de la pobreza y sus correspondiente efecto, la migración. No es, que la gente de México, Centroamérica y demás naciones sean simple y llanamente flojas y por ello les vaya mal. No, es ese sistema económico que tanto aplauden y que dejan pasar y hacer con sumo placer el que crea millones de pobres que no tienen ni siquiera lo básico para subsistir. El hambre creada e implantada es el mal que flagela a los pueblos latinoamericanos en particular. El territorio mexicano lo han convertido los presidentes de los Estados Unidos y de México en un gran juego de la muerte, en una gran tumba. Se sabe quiénes son los delincuentes que enseñorean como buitres de la impunidad sobre las personas que buscan lo más básico de las necesidades humanas: comer.

Se les ha dejado a su suerte y al azar de los actos criminales de bandas organizadas que sin piedad los asechan día y noche y que no les importan las vidas humanas con tal de vivir como viles parásitos. Vemos todos los días como el gobierno mexicano no solo es omiso en la protección de estas personas (de las nacionalidades que sean), sino francamente como otros tantos delincuentes que los atracan, vejan y matan. Vemos muy a menudo como los gobiernos municipales, estatales y el federal emplean la fuerza del Estado, la fuerza legal y legítima para reprimir a los civiles que no se pliegan a sus deseos y ordenes porque saben que se está saqueando la riqueza nacional pero nunca hemos visto que esa misma fuerza y con la misma sistematización se persiga a los delincuentes de todo tipo. Un gobierno así no puede menos que ser malo.

Se han reunido dos gobiernos para hacer parecer que hacen acciones benéficas sin serlo. No es con imágenes mediáticas ni con discursos bien o mal construidos como se solucionan los grandes problemas de ambos Estados sino con acciones concretas. Acciones que están en sus manos implementarlas pero que por pura conveniencia de estos gobiernos no se aplican. Se prefiere el discurso hueco que el buen gobierno. Total se tiene el uso legítimo y legal de la fuerza del Estado para reprimir a los que piensan, a los inconformes y a todo aquel que no se alinea a sus pretensiones absurdas.

La ley del garrote es el símbolo y el recurso más primitivo que un gobierno puede tener como distintivo o como solución única y final. En México sabemos mucho de esa Ley del garrote. Es toda una tradición. Los gobiernos mexicanos se visten con los ropajes de la democracia, de la ley y de eso que pomposamente llaman Estado de Derecho y que más bien es Estado de Derecha para rapiñar a los mexicanos.

Me pregunto y les pregunto ¿a qué nivel de deshumanización o de bestialidad nos permitiremos legar con tal de no otorgarles la misma calidad de humanos a esos que llamamos inmigrantes o migrantes?. El día de ayer, uno de mayo, fueron atacadas personas que viajan en el lomo de “La Bestia”, en el Estado de Veracruz. El gobierno con todo cinismo dijo que había sido una riña. Mujeres, niños, hombres de manera indiscriminada son impunemente extorsionados, robados, maltratados y en muchos casos asesinados sin que los gobernantes muevan un solo dedo para hacer su trabajo.

Este día de las bestias no significara ninguna cosa buena si los gobernantes, tanto de los Estados Unidos como de México, ponen orden y protegen a los seres humanos que por motivos fuera de sus voluntades tienen que irse a una aventura que ha logrado ser ya una película vista hasta el cansancio con el mismo resultado. Robo, extorsión, violaciones., muerte a lo bestia por bestias.

Quizá hayamos sido demasiado presuntuosos al declararnos como Homo sapiens cuando hacemos todo por salvarnos individualmente y mirar hacia otro lado cuando otro es vejado, maltratado o muerto a nuestro paso por la vida.  

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