lunes, 27 de mayo de 2013

ÓDIAME...SIN MEDIDA NI CLEMENCIA. SE NIEGA LA PETICIÓN POR OCIOSA E IMPROCEDENTE




Allí Donde “la pasión manda” no hay límites. Eso es, lo que nos mostró Emilio Azcárraga Jean. Es entendible que se emocione y festeje el campeonato de su equipo. Su dinero le ha costado. Sin embargo, los excesos a los que se permite y le permiten llegar sus empleados es de mal gusto.

Salta literalmente a la cancha del estadio Azteca sin camisa en evidente estado de ebriedad, arengando a que se hinquen los demás sin respuesta alguna y babear larga y públicamente parece un guion sacado de surrealismo. ¿Dónde están los valores que tanto dice promover?. ¿Tienes el valor o te vale? Es el bombardeo mediático de todos los días a través de su televisora.

Después sus empleados lo entrevistan y francamente no lograba hilar las ideas de manera aceptable. Su padre Emilio Azcárraga Milmo sostenía que los mexicanos pobres es una clase modesta, muy jodida que necesita que se le lleve la distracción a sus penas y que nunca saldrá de su lastimoso estado. Lo que no sabía u oculto el “Tigre” así lo llamaban, es, que la clase pudiente de México es una clase materialmente rica pero modesta en valores, escasamente instruida en las ciencias, en el arte, la filosofía porque todo lo material lo compran con dinero y lo adquieren con esa misma influencia.

Los Azcárraga se han preocupado y ocupado en amasar cosas materiales y se han auto impuesto duramente no adquirir ni valores ni conocimiento profundo alguno. No les importa otra cosa que no sea lo material. Es decir, se han quedado en la pura sensibilidad despreciando la intelectualidad, les está vedada. “El Tigrillo” quiso hacer alarde de ser líder de masas y resultó que ni sus empleados les importa que se auto denigre públicamente. Ninguno lo secundó, a ninguno le importó el bochorno público. Termino diciendo: “…para que nos odien más”. No se puede odiar más que al igual, al que se denigra públicamente tal como lo hizo, se le tiene lastima, asco o repulsión.

El dinero puede comprar cosas materiales no el amor, ni la lealtad ni el cariño. Para todo lo material tiene la Master Card para todo lo demás es menesteroso, indigente, solitario, pobre al extremo. Y, esa es la peor pobreza. Generalmente las personas que coleccionan o amasan cosas están vacías y en el caso presente Emilio Azcárraga Jean no cuenta ni con el mismo.

Los adinerados amasan cosas materiales, los demás, ideas, valores, amor entre otras cosas. ¿Qué dirá ahora el titular del Santo Oficio del Buen Gusto, Arath de la Torre sobre la soberana actuación de su jefe?.  

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