Allí
Donde “la pasión manda” no hay límites. Eso es, lo que nos mostró Emilio Azcárraga
Jean. Es entendible que se emocione y festeje el campeonato de su equipo. Su
dinero le ha costado. Sin embargo, los excesos a los que se permite y le
permiten llegar sus empleados es de mal gusto.
Salta
literalmente a la cancha del estadio Azteca sin camisa en evidente estado de
ebriedad, arengando a que se hinquen los demás sin respuesta alguna y babear
larga y públicamente parece un guion sacado de surrealismo. ¿Dónde están los valores
que tanto dice promover?. ¿Tienes el valor o te vale? Es el bombardeo mediático
de todos los días a través de su televisora.
Después
sus empleados lo entrevistan y francamente no lograba hilar las ideas de manera
aceptable. Su padre Emilio Azcárraga Milmo sostenía que los mexicanos pobres es
una clase modesta, muy jodida que necesita que se le lleve la distracción a sus
penas y que nunca saldrá de su lastimoso estado. Lo que no sabía u oculto el “Tigre”
así lo llamaban, es, que la clase pudiente de México es una clase materialmente
rica pero modesta en valores, escasamente instruida en las ciencias, en el
arte, la filosofía porque todo lo material lo compran con dinero y lo adquieren
con esa misma influencia.
Los
Azcárraga se han preocupado y ocupado en amasar cosas materiales y se han auto
impuesto duramente no adquirir ni valores ni conocimiento profundo alguno. No
les importa otra cosa que no sea lo material. Es decir, se han quedado en la
pura sensibilidad despreciando la intelectualidad, les está vedada. “El
Tigrillo” quiso hacer alarde de ser líder de masas y resultó que ni sus empleados
les importa que se auto denigre públicamente. Ninguno lo secundó, a ninguno le importó
el bochorno público. Termino diciendo: “…para que nos odien más”. No se puede
odiar más que al igual, al que se denigra públicamente tal como lo hizo, se le
tiene lastima, asco o repulsión.
El
dinero puede comprar cosas materiales no el amor, ni la lealtad ni el cariño.
Para todo lo material tiene la Master Card para todo lo demás es menesteroso,
indigente, solitario, pobre al extremo. Y, esa es la peor pobreza. Generalmente
las personas que coleccionan o amasan cosas están vacías y en el caso presente
Emilio Azcárraga Jean no cuenta ni con el mismo.
Los
adinerados amasan cosas materiales, los demás, ideas, valores, amor entre otras
cosas. ¿Qué dirá ahora el titular del Santo Oficio del Buen Gusto, Arath de la
Torre sobre la soberana actuación de su jefe?.
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