Una de las características
que tienen las masas en la actualidad es la soledad individual. La separación que existe entre los individuos iniciada en la
última etapa del medioevo se ha agudizado al punto de ser una barrera casi
infranqueable a pesar de las redes sociales. Esa es la maldición de estas
nuevas sociedades: la soledad. Esa soledad que
cargan las personas como un pesado fardo y que solo por momentos logran
olvidar.
Es paradójico
que la ante el mayor aumento de medios de comunicación la soledad o la
separatidad como lo dice Fromm aumente en vez de disminuir. Ahora bien, el ser
humano en este sentido tiene bien definido su contexto y su situación particular.
Entender estas dos cosas le permite la posibilidad de dar solución a esa
soledad. En efecto, conocido el problema la solución es dada de inmediato. Que
se pueda llevar a cabo de manera factual o que este o no en poder llevarla a
cabo el ser humano es otra cosa. Dado que en muchas de las ocasiones es el
propio ser humano quien se impone o no quiere dar solución a sus problemas
personales. Ya sea porque no quiere abandonar la masa y dejar los estereotipos
o bien no quiere dejar los “beneficios y comodidades” que le ofrece el sistema
o mejor dicho que le impone.
En este sentido,
las personas están alienadas a un sistema económico, político y social que las
nulifica al intégralas a la masa. Esto no permite que las personas se
desarrollen plenamente y por ende, las personas en este caso, están truncadas
en su ser. Usando los términos aristotélicos se podría decir que están en
permanente potencia pero nunca en acto. Se sienten mutiladas, faltas de algo
que no logran definir y que evita su plenitud. De allí le viene a las personas
esa sed insaciable de masificarse y entre más se masifican menos son. No se
trata de aislarse en la soledad fáctica sino de encontrar la plenitud sin
divorcio con la sociedad que no con la masa. Masa y sociedad son cosas
diferentes. Así como sentimiento de soledad y soledad de hecho son cosas
diversas. La primera es un sentimiento y la segunda una cosa de hecho. Si bien
ambas pueden existir en una misma persona.
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