Se
tiene que mantener la ilusión en los pueblos de que, viven bien y en constante
desarrollo. Los gobernantes venden de cotidiano la esperanza de tiempos mejores
que, nunca se alcanzan. Antaño los pueblos buscaban vivir sanos y fuertes, condición
necesaria para la vida plena, ahora se les enseña a vivir persiguiendo la ilusión
de las riquezas materiales. Con esto, se ha logrado que pongan la economía por
encima de la vida saludable y fuerte; por ello, no es raro ver a los pueblos débiles y enfermos. En suma, el
sistema económico-político no quiere ciudadanos sino consumidores. Todo el aparato privado de la mercadotecnia y todo el aparato publico del Estado con un mismo fin.
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