El régimen priista
del tipo Presidencial nunca tuvo como fin el valor justicia sino el control
social para mantenerse el mayor tiempo posible en el poder político. Es cierto
que las cosas o los regímenes no son para siempre, no son eternos si arruinan
con su corrupción generaciones y vidas enteras.
Las tradiciones
pueden ayudar positivamente a la identidad nacional, a la conservación de
valores, a la unidad nacional pero también pueden ser obstáculos para que no se
pierda de vista la putrefacción de un gobierno, de un régimen o del Estado en
su conjunto.
Los espartanos eran
muy religiosos y, no iban a la guerra en tiempos de sus ritos religiosos; les
parecía el sacrilegio mayor destinar a cosas mundanas los tiempos de adoración
a sus dioses y fueron incapaces de volverse flexibles y, eso los llevo a la
ruina.
El Estado mexicano
tiene un calendario lleno de días festivos oficiales que se ve enormemente
aumentado con los días festivos religiosos y los días de festejos sociales. en
lugar de disminuir las fechas festivas se han aumentado de manera artificial y
arbitraria en el nombre del consumismo.
Los festejos de la
independencia solían ser exclusivamente los días 15 y 16 de septiembre de cada
año; hoy, se pone todo el mes para su festejo aunque no de manera oficial. Así
pasa con el 14 de febrero, el día de la madre, el día del niño y con toda fecha
significativa se le atribuye todo el mes correspondiente.
No importa que
desgracia natural o humana ocurra en estas circunstancias; los festejos diluyen
los efectos nocivos de las desgracias porque difícilmente no se tiene una fecha
festiva o, en su caso otra desgracia que le resta importancia al anterior.
El centro geográfico,
político y económico de México está siempre en perpetua festividad y, para los
gobernantes eso es maravillosos. Los romanos dirían que estos es un pan y circo
mixto, una parte lo pone el gobierno y otra el pueblo. Tantas fechas festivas sirven
para in control social. Contrario a lo que dice Octavio Paz que el mexicano
grita en un momento durante los festejos de independencia, para callar todo el
año, no vio claramente que, el pueblo no únicamente grita sino que baila,
canta, ríe, llora y se extravía en un bien estructurado calendario festivo. Al mexicano
tipo le ofende más que se le critiquen sus extravíos, sus errores que se le
violen sus derechos en cualquiera de sus formas, aun las más atroces.
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