El
Partido Revolucionario Institucional, nació como instrumento de dominio sobre
el pueblo mexicano, nunca ha tenido como fin la democracia sino la dictadura en
todas sus modalidades pero siempre despiadada. La historia es conocida y está
documentada, no es una simple especulación.
La
renuncia que anuncio Enrique Ochoa Reza, presidente del PRI, es del tamaño de
la ruindad de la que está hecho su partido. La aparente solidaridad, humanismo
y racionalidad que trata de mostrar el partido en el gobierno, no es otra cosa
que una engañifa para que los demás partidos caigan en el garlito, es decir,
que caigan y en especial Morena en una red de pesca bien tejida sin la
posibilidad de salir.
Es
de imaginarse que, al quedarse sin financiamiento los partidos de oposición, el
PRI más sus partidos satélites salgan con gananciales en las elecciones del 2018 para volver a someter al pueblo a su
decadente dictadura pero no por ello menos corrupta. Los priistas son los amos
de las engañifas y todas las malas artes en la política. No han dejado entrever
como lograrían hacerse de recursos para financiar sus campañas pero, no se
puede soslayar que, cuando se cree que se les han acabado las artimañas a los
priistas, siempre nos sorprenden con otra jugarreta de mafiosos. Los ejemplos
son incontables.
Con
todo, es incontrovertible que el fin de los priistas es dejar atados de pies y
manos a los partidos de oposición y, en especial a Morena pues hasta para
interponer recursos jurídicos hace falta dinero. ¿Se imaginan este escenario?.
Los priistas estando en el poder presidencial no tendrían ningún obstáculo ni empacho
en hacer uso directo del dinero público con todo el descaro posible pues con el
enemigo paralizado no habría quien se les opusiera ni legal, ni política ni
socialmente.
El
ejemplo más cercano, más fresco lo es, el Estado de México, en donde las
autoridades electorales se hicieron de la vista gorda y a pesar de estar
documentados los excesos e ilegalidades del PRI, no le impusieron ninguna pena
en contra; por el contrario, los premiaron legalizando la corrupción y excesos.
El
gobierno de Peña Nieto mandaría a los Secretarios, todo su gabinete y demás servidores
públicos a su mando a derramar el dinero público para beneficiar a los
candidatos del PRI, enviaría a todos los titulares de programas sociales para
que regalaran todo tipo de ayudas, artículos y dinero en tarjetas para comprar las
voluntades de los mexicanos más pobres que son, también por desgracia, los más
ignorantes o si se quiere decir con eufemismo, los menos afortunados académicamente.
No
nos dejemos engañar así como el PRI ganó con tres puntos porcentuales, producto
de su corrupción electoral, está a esos tres puntos de morir como partido en el
gobierno federal por mucho tiempo. Por ello, el PRI no debe imponer la agenda política
ni los tiempos de la política. Esta treta no debe cuajar pues a mi parecer es
una declaración in articulo mortis
del régimen priista.
Los que conocemos al PRI, debemos dejar que ellos mismos se ahorquen con sus palabras y acciones siempre deshonestas, reír a mandíbula batiente y seguir trabajando por la democracia, por limpiar la política de corruptos y asegurar un nivel minio de libertad, base de la verdadera democracia.
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