jueves, 26 de octubre de 2017

LAS CREENCIAS COMO LEYES




Lo que les da calidad de leyes a las creencias no son su verdad o su verificación fáctica sino su número de fanáticos. Una idea no tendrá fuerza si únicamente una persona cree en ella o unas pocas pero, si la creen miles tomará tal fuerza que incluso si es absurda se vestirá de verdad y hasta de sagrada.

El caso de Galileo Galilei es ejemplar, él sabía que, con su teoría geocéntrica, se podía justificar y verificar el movimiento de los planetas pero el mundo no estaba preparado para tal revolución científica prefería seguir pensando en que la tierra era plana y que era el centro del sistema planetario porque lo mandaba la Santa Madre Iglesia. Todo lo que se pensara de manera diferente era herejía aunque después se descubriera que era una patraña.

Si una persona sabe la verdad pero esta verdad va contra lo ya establecido se le ve como una persona loca pero si además actúa en consecuencia se convierte en criminal o en delincuente. No importa si sabe la verdad, si tiene la verdad porque las creencias de la mayoría son atacadas y, se tienen por sagradas y hay fiscales vigilantes al estilo de Torquemada que incitan al pueblo a vengarse de los herejes.

Pero, ¿se debe cambiar de ideas o de actitud por el hecho de lo que creen las mayorías?. La libertad de culto no más que la barbarie revestida de legalidad, de racionalidad… como un mal necesario.

Ya Nezahualcóyotl, les decía a sus hijos que como gobernantes observaran los ritos del pueblo pero que en privado los repudiaran por ser falsos.




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