El
señor presidente de la república es mendaz y lerdo, se queja un día sí y otro también
del pueblo que, le atribuye a su corrupción, la corrupción presidencial el mal
mayor: y, él, lo niega torpemente; logrando únicamente enredarse y hundirse en
su propio fango. No hay forma ya de que se salve de vivir toda su vida en la
ignominia; eso sí, rodeado de sirvientes del Estado Mayor presidencial y con
una pensión vitalicia que le recordará que es un zángano; vivirá del trabajo
ajeno sin merecimiento.
Es
claro que, no todo mal tiene como causa, la corrupción pero no estamos hablando
de la corrupción que no le corresponde al señor presidente sino la que si le
corresponde sin lugar a dudas. La lista de sus actos de corrupción es larga y,
seria ocioso tratar siquiera de enumerarla, siendo de conocimiento público. No obstante, se queja amargamente.
La
última corrupción de Peña Nieto hasta el momento pues no cabe duda que se retirará
haciendo su último acto de corrupción para quedar impune. Precisamente haber
manipulado el despido de Santiago Nieto le permite seguir pavimentando su
camino de impunidad. Si hubiera justicia en México Peña Nieto debería ir a la cárcel
tan luego dejara el cargo. Aun así, el señor presidente es demasiado
pretencioso, demasiado lerdo y demasiado corrupto para poder sortear los frutos
de su misa corrupción.
Peña
Nieto sabe que no engaña a ninguna persona con tres dedos de frente respecto de
su corrupción. No importa su actitud, sus discursos huecos, sus estadistas y
toda su parafernalia. La vida no puede tratarse de esta forma tan desaseada y chata.
La vida está por debajo de lo meramente material y eso lo sabe el pueblo que ve
cómo el gobierno de Peña Nieto se va creando las condiciones para las desapariciones
forzadas, las masacres, la creación de más pobres sin importar lo que digan sus
estadísticas manipuladas y, en medio de todo esto, un ejército gubernamental con
sus tres niveles rapiñando lo público.
Peña
Nieto se engaña si cree que en una república puede vivir como un noble de la
Edad Media, sin que se le critique y señale su corrupción. Esta palabra “Corrupción”,
es el sello distintivo e indeleble del gobierno de Peña Nieto y con ello vivirá
el resto de su vida.
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