domingo, 18 de enero de 2015

MATAR LA PRUDENCIA



Desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha sentido necesitado, limitado, falto y, en consecuencia ideo seres divinos de todo tipo y para cada cosa en el mundo. Para empezar a explicarse la realidad recurrió a los mitos, es decir, a los cuentos muy bien construidos, bellos e inverosimiles a la razón actual. La filosofía vino a refutar la mitología y fueron los griegos quienes iniciaron decididamente la tarea. Recomendaban como virtud la prudencia (Phronesis) como una forma de sabiduría o inteligencia para saber vivir fuera de lo puramente sensitivo. Al decaer la cultura griega los romanos heredaron o fueron conquistados por la cultura griega en general. Para los romanos fue la templanza (Temperantia), que significa la moderación de la temperatura entre lo caliente y lo frío, Aristóteles llamaría esto “El justo medio”. Cientos de años llevaron a los occidentales llegar a la acumulación del conocimiento.

La decadencia y caída del imperio romano trajeron consigo la fragmentación, decadencia y pérdida de ese tesoro acumulado durante más de un milenio. Se prohibieron las llamadas sectas (Escuelas) filosóficas y se desató una guerra despiadada contra el conocimiento. Un hecho histórico de suma importancia tuvo lugar en Alejandría. Allí vivió y dirigió una escuela neoplatónica, ejerciendo las matemáticas y se dice que escribió sobre geometría, álgebra y astronomía. No es casual ni superfluo que haya educado a muchos de los aristócratas cristianos y paganos que ocuparon puestos de primerísima línea. La vida de Hiparía es un hecho extraordinario que de haber seguido su curso habría roto para siempre todos los cánones patriarcales. Significa la liberación de la mujer y su igualdad ante el hombre. Sin embargo, su muerte fue y tuvo que haber sido de esa manera: un asesinato (Feminicidio diríamos hoy), con todas las agravantes y con toda la permisividad de las autoridades. La degradación a la que fue objeto Hipatia en ese crimen y el posterior fue de tal magnitud que quedo gravado a fuego la posición de la mujer de allí en adelante. La era del oscurantismo había llegado. Los dogmas iban a reemplazar a los razonamientos.

Toda la Edad Media, en general, se puede considerar como un periodo de oscurantismo no porque durante su vigencia se hayan dejado de producir adelantos o no se haya generado Filosofía o técnicas sino porque por sobre la razón se señoreo la teología. Se vivía de cara al Dios cristiano y todo intento de pensar razonablemente era pecado.

El Renacimiento vino  a iniciar la preeminencia de la razón sobre los dogmas y el industrialismo fue la base para todos los adelantos científicos y tecnológicos que hasta ahora ha logrado la Humanidad. La sabiduría había llegado. Los adelantos científicos y tecnológicos cada vez son más continuos y acelerados. Es común ver que un dispositivo móvil de comunicación tenga plena vigencia unos cuantos meses y sea desplazado por otro con mayores ventajas. Y, esto es solo una muestra dado a que en todos los campos del saber pasa más o menos lo mismo. Pero tenemos una grave falla. Todo el mundo occidentalizado está en una carrera alocada hacia el puro consumismo. Se es, con relación a la capacidad de consumo. Quienes no tengan capacidad de consumo se les ven como primitivos, locos o bárbaros.

El Neoliberalismo tiene como finalidad implícita hacer una cirugía mayor en los pueblos respecto de la sabiduría. Cierto es, que los pueblos no son profundos respecto a la ciencia, el arte, la filosofía y demás campos del saber pero no están exentos de ser permeados de manera significativa y ellos mismos crean una sabiduría popular y son sensibles a los derechos y garantías que se han conquistado. Bien, el actual sistema económico trata por todos lados y por todos los medios de extirpar el conocimiento consciente de la vida en este mundo. La prudencia, la templanza, el justo medio y la sabiduría cercenados de la vida diaria y para siempre. Pretenden que la ¨Humanidad viva como si la Tierra fuera solo una parcela reemplazable de un vasto espacio a depredar. A los capitalistas no les importa la ecología, el desarrollo sustentable, la explotación moderada y la racionalidad en la vida.

Las grandes trasnacionales han impuesto la forma de vida y la única forma de vida para ellos digna es la del consumismo y la sobre explotación, depredación, saqueo, contaminación y poco valor o ninguno a la vida mientras sus dueños ganen hasta el último centavo del mundo. A esto se le puede llamar justamente locura.

Es sabido que los gobernantes y políticos nunca, en la historia de la humanidad han sido sabios y basta con conocerlos de cerca para corroborar tal hecho. No obstante, las trasnacionales necesitan de Gerentes Generales que tengan la apariencia formal de presidentes de las repúblicas pero que sirvan a sus intereses y el mayor interés que tienen es que se les deje explotar libremente los bienes y servicios y que los pueblos consuman sin cesar.

Antaño los teólogos lograron que la vida se volviera oscura, deprimente y regida por los dogmas teológicos; hoy, son las grandes trasnacionales quienes imponen toda una cirugía de la consciencia, del saber de la prudencia, la templanza sobre los pueblos para que estos tengan como único objetivo consumir. Antaño se decía, que no solo de pan vivía el hombre, tenía menester de responderse preguntas profundas; hoy, se trata de decir que solo de consumismo vive el ser humano. Esto es falso y nocivo para la Humanidad. Solo tenemos la Tierra como casa donde vivir y los recursos no son ilimitados. La explotación irracional solo puede llevarnos al desastre ecológico que no sabemos si podremos revertir.

El violento asesinato de la consciencia se trata de justificar con la legalidad vigente pero se sabe que hay actos criminales, es decir dañosos, que no están tipificados como delitos o bien hay delitos que aunque están tipificados no pueden castigarse por la enorme impunidad imperante en y por la clase política. Tal es, el caso de México. Los gobernantes y políticos sirven a las trasnacionales y han creado la legalidad para justificar sus excesos, sus delitos y crímenes.

Este sistema económico nos lleva a la barbarie, a la locura, a la creación de meros consumidores. No es, una casualidad que se tengan gobernantes ignorantes hasta la médula. Ese es el modelo de personas que necesita el sistema económico, ciegos para las artes, la política, la ciencia, la filosofía y por ende, la vida.

Ahora bien, tal decadencia de la vida es sentida por un buen sector de las sociedades y contra esto reaccionan y levantan las manos y la lucha. Contra estos sectores se tiene la Ley del Garrote o el Monopolio de la violencia del gobierno. La lucha es desigual y parece que el Neoliberalismo ha llegado a sus límites y pretende inaugurar un periodo de oscurantismo con la muerte violenta de la vida consciente y prudente.


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