viernes, 9 de enero de 2015

DE LA DICTADURA PERSONAL, A LA DICTADURA DE PARTIDO DE ESTADO, A LA DICTADURA DE PARTIDOS



La revolución mexicana de 1910 lucho contra la dictadura de Porfirio Díaz y sus duras medidas contra la nación mexicana. La barbarie de Díaz no tenía límites en aras de mantenerse en el poder. Ahora bien, el objetivo se logró pero sobrevino otro mal mayor. Se instauró, por todos los medios legales e ilegales, por el corporativismo a los tres sectores obrero, campesino y popular, por medio de la violencia de todo tipo una dictadura de partido: el Partido Revolucionario Institucional (El nombre, a pesar de su aparente contradicción ¿Revolución institucionalizada?, lleva el fin acabar con los fines de la revolución, terminar con su dinámica e imponer el partido para gobernar indefinidamente). Las fracturas políticas internas del Partido Revolucionario Institucional en conjunción con los factores sociales (una sociedad más abierta), la globalización a través de los medios y redes sociales, la imposición del Neoliberalismo, las reformas electorales que dieron paso a la formación de los demás partidos políticos, la pérdida del Distrito Federal por parte del PRI y la consecución de gubernaturas por otros partidos, la gradual pluralidad en los órganos legislativos y la consecución de presidencias municipales por partidos diversos al oficial, contribuyeran a terminar con la dictadura del partido único en el gobierno y se pensó que la democracia había llegado; sin embargo, la ambición de los políticos se desbordó y burdamente pero con graves consecuencias hicieron vigente y con mayores alcances el pragmatismo cínico contenido en la frase “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, ribeteado con la corrupción se dio al traste con la incipiente democracia. Lo público se ha vuelto el blanco fácil de los políticos y al par de imponer el Neoliberalismo se saquea, roba, malversa lo público.

Se está ante una dictadura de partidos y donde el ciudadano no importa porque no puede participar activamente ni tiene la posibilidad de cambiar radicalmente la corrupción, ineficacia de los gobernantes, políticos y dueños de las trasnacionales que han decidido en conjunción depredar todo lo publico en su beneficio en demérito de los intereses del pueblo.

Es una incongruencia tener una nación pobre y una clase política auto divinizada con salarios estratosféricos y libres para hacerse ilícitamente ricos, sabiendo que el amplio manto de la impunidad los tiene fuera del alcance de la ley. Se debe terminar con la dictadura de los partidos e imponer la democracia en donde la ley impere en beneficio de todos pero limitando a los gobernantes, políticos y dueños de las trasnacionales. Ciertamente, la realidad tiene la dinámica que todos los actores determinan. Los cambios lentos y magros comparados a lo ideal cala hondo en la sociedad, logrando con esto que los ciudadanos abandonen el interés por la política y muchos francamente solo actúan bajo los liderazgos corruptos o vendiendo su voto.


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