A
pesar de que la casta política está volcada a la corrupción consuetudinaria de
lo público se puede notar con plena claridad que no solo, no está perdida la
democracia sino que esta es, posible. La dictadura personal se ha desterrado y
eso es un avance. Los presidentes de México al terminar sus administraciones se
ponen nostálgicos y hacen todo lo posible y lo imposible por seguir manteniendo
el poder político pero, ya han dado todo lo que pudieron dar (para bien o para
mal). Salinas, exiliado por un buen tiempo, Zedillo en el ostracismo, Fox con
sueños alocados, Calderón con su vesania. A Peña Nieto está destinado a pasar
en la más oscura y desapercibida existencia.
La
democracia no es, una cosa hecha, dada sin más sino una construcción siempre
inacabada, menesterosa de demócratas, tanto con teoría como con práctica irrenunciable
que limite todos los excesos y toda apatía ciudadana. La Doctrina Estrada también
ha muerto como coraza contra las críticas del exterior. El occidente ha pasado
de un sistemas políticos cerrados a sistemas abiertos a las críticas y acciones
ciudadanas del extranjero; si bien, con todas sus limitaciones. No obstante, en
lugar de desechar lo imperfecto se debe perfeccionar hasta donde esto sea
posible. Fuera de romanticismo, idealismo o utopía alguna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario