Antaño se creía que
el conocimiento o sabiduría era lo más elevado que podía lograr en ser humano.
La sabiduría parecía que podría remediar los excesos del poder político. Los filósofos
se preocupaban y ocupaban sobre la política. Platón y Aristóteles son claros ejemplos
de ello en la antigüedad clásica de Grecia. En la Edad Media San Agustín y
Tomas de Aquino se ocuparon de política. Con el Renacimiento se inicia un
derrotero diferente la Política y la Ética se separan y cada una toma su camino
que perece irreconciliable. Maquiavelo inicia este periodo. El idealismo alemán
se ocupa de la política desde el absolutismo. El Estado el yo lo es todo. El individuo
solo uno entre millones.
En la medida que el
Liberalismo y el Neoliberalismo acrecentaban el poder económico de los
capitalistas y las trasnacionales el poder político dejó de ser el rector de la
vida dentro del Estado Moderno y dentro del Estado Híper Moderno. La sabiduría ha
dejado de ser un valor para alcanzar y su práctica de muy baja estima. Lo que desde hace tiempo se estima como lo
fundamental es el poder económico aunque se ignore lo fundamental sobre el ser
humano y su lugar en el mundo. Se ve claramente que el Neoliberalismo sostiene
una guerra a muerte contra los viejos valores humanos de dignidad, de libertad,
de justicia, de bien común y de todos aquéllos que beneficien a todos los seres
humanos y no solo a un puñado de potentados que ignoran lo fundamental: la
existencia humana digna. Lo material y su acumulación sin sentido están por
encima de la Humanidad y su destino.
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