miércoles, 28 de enero de 2015

EL TITANIC MEXICANO



A los ingleses se les deben muchos inventos benéficos para la Humanidad pero también los ridículos mayúsculos o las tragedias más grandes. Al inicio del siglo XX construyeron el mayor trasatlántico del mundo, era su orgullo sin duda alguna. Tenían la seguridad que habían construido un barco fuera del peligro de hundimiento y eso era falso, lo descubrieron la noche del catorce al quince de abril de mil novecientos doce. La peor tragedia marítima por sus efectos psicológicos, materiales, técnicos, sociales y de toda clase, se hizo realidad, el Titanic se hundió irremediablemente. Sus restos se han ido rescatando de a poco y de su gloria inicial solo queda la marca indeleble de la tragedia.

Con su natural propensión a la grandeza desmedida, The Economist, los nuevos tele-constructores del Titanic mexicano, en su especie de reformador, presumían al mundo su preclaro conocimiento de este trasatlántico Neoliberal mexicano y aseguraban que estaba fuera de toda probabilidad de hundimiento. Flamante, seguro hasta en lo mínimo, construido con el acero de más alta calidad no tenían empacho en dar a conocer al mundo su aprobación con gran trompetería acompañada de bombo y platillo. El Prometeo mexicano surcaba, desde su visión, con gran valentía y seguridad por mares apaciguados por su majestuosidad.

Desde las riveras mexicanas la visión era totalmente diferente. Las fallas de construcción, los malos materiales, la inmensa corrupción hacían presagiar una tragedia. El Titanic original se topó con la punta de un inmenso iceberg y ello basto para que se fuera su figura imponente al fondo del mar. El Titanic mexicano, en su especie de gobierno Neoliberal, se topó con un iceberg de muerte y fuego, si hemos de creer al Procurador General y se hundió en el mar de las mentiras, la simulación, la corrupción y la ignorancia. The Economist al darse cuenta del hundimiento solo acertó a decir el epilogo: “Un presidente que no se da cuenta de que no se da cuenta”. The Economist queda en el grado de error fortuito pero señala con precisión que Enrique Peña Nieto está en un nivel más bajo e insalvable.

En México, vulgarmente quien comete errores poco probables es, un pendejo y deja de serlo cuando supera tales errores pero existe otra definición para quien comete de manera permanente los mismos errores y nunca aprehende de los mismos (no se da cuenta), re-pendejo, el nivel de imbecilidad (no se da cuenta de que no se da cuenta).


No hay comentarios.:

Publicar un comentario