El
Neoliberalismo no ha hecho otra cosa que llevar al extremo la teoría y práctica
del hedonismo adoptado por el Capitalismo. La súper producción de bienes y
servicios no tienen otro fin que, no sea el híper consumismo de los mismos. La teoría
es, que al individuo se le debe híper individualizar para que logre por si
satisfacer todas sus necesidades de placer, su práctica, no está en ser más
como persona sino en ser más como consumidor. Adquirir grandes cantidades de
dinero y propiedades es la práctica de los millonarios de Forbes, contentarse
con tener el dispositivo de comunicación con más aplicaciones es la práctica de
las mayorías. Todos nos encontramos en una gran engranaje económico y
dependiendo de la posición se es, en importancia; y, sin embargo, en cualquier caso
se es, infeliz dado a que no son nuestros fines propios ni esta nuestra
voluntad libre sino dependiente del sistema económico.
Lo
económico está por encima de la vida y esta, se encuentra subordinada a este
sistema ya sea en lo grande como en lo pequeño en cantidad el resultado es el
mismo. La desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, tiene varias
aristas pero la medular es, que no importan las vidas que se pierdan mientras
el negocio funcione. Gobierno y empresarios han salido a manifestar sus deseos
de que, se olviden a estos jóvenes y se siga con la marcha forzada hacia la privatización
de lo público, es decir, a la súper producción y al híper consumo.
Lo
mismo ha pasado con la muerte de una joven mujer en una tienda departamental.
La trabajadora de la empresa fue asesinada y la empresa decidió ocultar el
delito y tratar de que, el funeral fuera lo más rápido posible. No obstante lo
anterior, los familiares, al sospechar, decidieron investigar y descubrieron que,
con tal de no mermar la imagen de la tienda, su administración había decido
ocultar el homicidio.
En
ambos, caso el fin es el mismo: las ventas, el híper consumo sin importar la
vida humana y por ende todo lo demás. Si la vida humana no es siquiera tenida
como valiosa, los recursos de todo tipo son presa de la súper producción para
el híper consumo.
El
grueso de la población no le importa el hecho de estar la vida subordinada a un
sistema económico independiente que impone el ritmo de vida y los valores deseables
y a practicar. Si antaño decía Marx que las religiones son el opio del pueblo,
bien se puede decir, que el híper consumismo es hoy el opio de las mayorías. No
importa cómo se disfrace la súper producción ni el híper consumo siempre será el
mismo fin y el mismo método usado. El método es la ilusión de poder alcanzar la
felicidad con la satisfacción total de los deseos placenteros consumiendo. Llámesele
a la época como se quiera: día del amor y la amistad, día de la madre, del
padre, del compadre, o Navidad el esquema es el mismo. Súper producción de
bienes y servicios/híper consumismo.
Por
su parte el gobierno, trata de todas las maneras posibles de poner en
funcionamiento esa súper producción de bienes y servicios/híper consumismo bajo
el argumento del bienestar futuro. No importa la contaminación del planeta, la
sobre explotación de todos los recursos siempre y cuando se entre en ese loco frenesí
impuesto por el mercado.
La
vida pocas veces ha tenido su centro en la vida misma, casi siempre ja estado
subordinada al mito, a la teología, a la ciencia, al desarrollo y hoy al
consumismo desenfrenado. Quien tiene más
cosa materiales es, más sin importar lo ignorante o francamente estúpido que
sea y quien no tenga o tenga poco será eso en la medida correspondiente sin
importar que tenga el conocimiento más elevado.
Tal
teoría y tal práctica no pueden tener otras consecuencias que el desprecio por
la vida, el arte profundo, el humanismo, la justicia, la solidaridad, el bien común
y la decadencia de lo humano y la entronización de lo inhumano. No es casual
que el gobierno mexicano lleno de ignorancia en este tema pero muy ducho en el
pragmatismo vea como una locura y un mal los justos reclamos por poner la vida
humana por encima de lo material. La amenaza constante de poner en vigencia leyes
prohibitivas de la manifestación de las ideas y de marchas y plantones les
parece una medida no solo justa sino imperativamente necesaria. Al gobierno no
importa que lleguen personas totalmente corrompidas, ignorantes y perversas con
tal de que sirvan al sistema económico. Un fin un sistema es la idea fija que
tienen.
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