miércoles, 24 de diciembre de 2014

UN MISMO FIN UN MISMO MÉTODO



El Neoliberalismo no ha hecho otra cosa que llevar al extremo la teoría y práctica del hedonismo adoptado por el Capitalismo. La súper producción de bienes y servicios no tienen otro fin que, no sea el híper consumismo de los mismos. La teoría es, que al individuo se le debe híper individualizar para que logre por si satisfacer todas sus necesidades de placer, su práctica, no está en ser más como persona sino en ser más como consumidor. Adquirir grandes cantidades de dinero y propiedades es la práctica de los millonarios de Forbes, contentarse con tener el dispositivo de comunicación con más aplicaciones es la práctica de las mayorías. Todos nos encontramos en una gran engranaje económico y dependiendo de la posición se es, en importancia; y, sin embargo, en cualquier caso se es, infeliz dado a que no son nuestros fines propios ni esta nuestra voluntad libre sino dependiente del sistema económico.

Lo económico está por encima de la vida y esta, se encuentra subordinada a este sistema ya sea en lo grande como en lo pequeño en cantidad el resultado es el mismo. La desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, tiene varias aristas pero la medular es, que no importan las vidas que se pierdan mientras el negocio funcione. Gobierno y empresarios han salido a manifestar sus deseos de que, se olviden a estos jóvenes y se siga con la marcha forzada hacia la privatización de lo público, es decir, a la súper producción y al híper consumo.

Lo mismo ha pasado con la muerte de una joven mujer en una tienda departamental. La trabajadora de la empresa fue asesinada y la empresa decidió ocultar el delito y tratar de que, el funeral fuera lo más rápido posible. No obstante lo anterior, los familiares, al sospechar, decidieron investigar y descubrieron que, con tal de no mermar la imagen de la tienda, su administración había decido ocultar el homicidio.

En ambos, caso el fin es el mismo: las ventas, el híper consumo sin importar la vida humana y por ende todo lo demás. Si la vida humana no es siquiera tenida como valiosa, los recursos de todo tipo son presa de la súper producción para el híper consumo.

El grueso de la población no le importa el hecho de estar la vida subordinada a un sistema económico independiente que impone el ritmo de vida y los valores deseables y a practicar. Si antaño decía Marx que las religiones son el opio del pueblo, bien se puede decir, que el híper consumismo es hoy el opio de las mayorías. No importa cómo se disfrace la súper producción ni el híper consumo siempre será el mismo fin y el mismo método usado. El método es la ilusión de poder alcanzar la felicidad con la satisfacción total de los deseos placenteros consumiendo. Llámesele a la época como se quiera: día del amor y la amistad, día de la madre, del padre, del compadre, o Navidad el esquema es el mismo. Súper producción de bienes y servicios/híper consumismo.

Por su parte el gobierno, trata de todas las maneras posibles de poner en funcionamiento esa súper producción de bienes y servicios/híper consumismo bajo el argumento del bienestar futuro. No importa la contaminación del planeta, la sobre explotación de todos los recursos siempre y cuando se entre en ese loco frenesí impuesto por el mercado.

La vida pocas veces ha tenido su centro en la vida misma, casi siempre ja estado subordinada al mito, a la teología, a la ciencia, al desarrollo y hoy al consumismo desenfrenado.      Quien tiene más cosa materiales es, más sin importar lo ignorante o francamente estúpido que sea y quien no tenga o tenga poco será eso en la medida correspondiente sin importar que tenga el conocimiento más elevado.


Tal teoría y tal práctica no pueden tener otras consecuencias que el desprecio por la vida, el arte profundo, el humanismo, la justicia, la solidaridad, el bien común y la decadencia de lo humano y la entronización de lo inhumano. No es casual que el gobierno mexicano lleno de ignorancia en este tema pero muy ducho en el pragmatismo vea como una locura y un mal los justos reclamos por poner la vida humana por encima de lo material. La amenaza constante de poner en vigencia leyes prohibitivas de la manifestación de las ideas y de marchas y plantones les parece una medida no solo justa sino imperativamente necesaria. Al gobierno no importa que lleguen personas totalmente corrompidas, ignorantes y perversas con tal de que sirvan al sistema económico. Un fin un sistema es la idea fija que tienen. 


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