viernes, 5 de diciembre de 2014

SUPERAR EL LLAMADO PRESIDENCIAL ES SUPERAR EL SISTEMA



Los deseos desbordados de Enrique Peña Nieto y su gabinete, se han dejado sentir en todo su maléfico esplendor y ha dicho en Coyuca de Benítez, Guerrero, solicitando a “superar el momento de dolor que ha ocasionado el caso de la desaparición de 43 normalistas en Iguala”. Esto es una monstruosidad. Es un llamado para que los padres de los jóvenes y la nación mexicana se olviden de los cuarenta y tres jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero; para que se olviden más ochenta años de totalitarismo, de verdadero bandidaje, de la profunda corrupción que va desde Peña Nieto hasta el más modesto presidente municipal; desde la suprema Corte de Justicia hasta el más modesto Juzgado de Paz; desde el Congreso General hasta la Asamblea de Representantes del Distrito Federal pasando por los treinta y un Congresos Locales y todos los servidores públicos en todos los órganos, instituciones, organismos, familiares de los funcionarios y arribistas de todo tipo. Por si fuera esto poco están las trasnacionales que sin escrúpulo alguno han entrado a la privatización trayendo su propia corrupción. Peña Nieto no ha respondido a las graves acusaciones de corrupción de su familia, por los bienes inmuebles a precios de escándalo que se dice compro su esposa y quiere que esto se olvide. De manera alguna.

La nación mexicana si quiere transitar hacia una democracia, y eso por el bien común, debe combatir a los corruptos en concreto y de forma general sin detenerse en investiduras, fueros, grados militares u otras trabas que se le puedan oponer; esto, se lo permite su soberanía y no otra cosa.

El llamado que hace Peña Nieto es, inadmisible. La desaparición de los cuarenta y tres jóvenes no debe quedar en el olvido. Aceptar esto es aceptar que las cosas sigan en descomposición que no se castigue a los culpables y se señale a los responsables entre ellos el propio Peña Nieto. La larga cadena de masacres, homicidios, violación sistemática a los derechos humanos y la profunda corrupción institucionalizada debe ser rota de tajo para sanear lo que por décadas se ha venido pudriendo por gobernantes, políticos y trasnacionales. En caso contrario la nación mexicana seguirá inmersa en la corrupción más inimaginable y sin esperanza de constituirse como un pueblo de razón, de libertad, de democracia y civilizado.

La sola vida de los cuarenta y tres jóvenes basta para no olvidarse de este hecho monstruoso. Aceptar explicaciones fantásticas como las que profiere el Procurador General de la República Jesús Murillo Karam es aceptar, lo irracional, el misterio absurdo y vil. Lo económico no debe estar por encima de la vida; lo ente material no debe estar por encima del ente radical: la vida humana.

Peña Nieto fue a Guerrero a rescatar a los empresarios del turismo con ejercito, fuerzas federales y cuantiosos millones de pesos, la nación mexicana debe rescatar la democracia y repudiar que Peña Nieto ponga la vida humana por debajo del negocio turístico o de cualquiera otro. Superar el llamado de Peña Nieto, diciendo, no, es superar el sistema ciego a los valores positivos de la Humanidad.



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