jueves, 25 de diciembre de 2014

ÉPOCA DE AUTO-ENGAÑO



La vida siempre ha sido dura, difícil, ese es el reto para el ser humano, construirse contra las adversidades. Se nace sin la voluntad, se tiene que hacer cada uno su propia vida y se muere contra voluntad. Este es el contexto general de la vida. No hace falta mucho estimulo, mejor dicho, hace falta estimular al ser humano para que siga más o menos en la misma línea. La vida es como una gran prensa que trata con toda su fuerza, por todos lados y por todos los medios de exprimir, de agotar al ser humano y generalmente lo logra. La mayoría no puede lidiar con la enorme presión. Sin embargo, para ello se ha creado un sin número de ficciones, de mentiras, de mitos y de  falsas ilusiones.

A mayores exigencias corporales y mentales, se le imponen mayores días de celebraciones para ocultar la decadencia de la vida y encaminar al ser humano hacia un círculo vicioso: el consumismo revestido de días maravillosos, de nuevos amaneceres, de paz y dicha, de nuevos comienzos y purga de todo tipo de males y por si esto fuera poco, un re nacer. La Navidad se viste de todo ello y da la esperanza al ser humano por un corto tiempo de una nueva vida. Doce deseos y propósitos de Año Nuevo. La tragedia griega y los sacrificios prehispánicos tenían pleno sentido aunque se crean pura barbarie. La primera purgaba al pueblo de su carga nociva psicológica, los segundos celebraban la vida a su manera.

No obstante, no se cuenta con mecanismos colectivos para las enfermedades colectivas y muy pocos particulares para curar toda la carga que regala la híper individualidad, de la soledad, del intenso sometimiento a la rueda del trabajo y el abandono de la dignidad humana. Lo económico está por encima de la vida y pocos se dan cuenta que no está en su voluntad ni a su alcance salirse en definitiva del sistema económico; esto solo es posible de manera intermitente.

No es posible re nacer o mudar como se pregona en la Navidad. El pasado empuja en una sola dirección y determina lo que se llegará ser. No se puede determinar de manera exacta el futuro pero de manera genérica se puede avizorar el año siguiente, el mes siguiente y ni se diga el día siguiente. Si se viera objetivamente la Navidad se tendría que aceptar que es, una época de consumismo, nulo arrepentimiento y mínimas reales intenciones y posibilidades de cambiar positivamente.


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