Es insólito,
inaudito que no haya día y a cualquier hora del mismo, en que no se conozcan
por cualquier medio delitos, corrupciones, excesos, desapariciones forzadas,
violaciones a los derechos humanos y a las garantías individuales por parte de
gobernantes que van desde el presidente hasta el más ínfimo servidor público, políticos
en franca colusión con las trasnacionales. Esto es superar a la delincuencia
organizada. Están tan preocupados y ocupados estos saqueadores de lo público
que no tienen tiempo en pensar ni hacer su trabajo. Tienen leyes a modo,
toneladas de carne humana armadas con garrotes para reprimir y cárceles para
quebrar cualquier fortaleza. Sí, estamos
hablando de gobernantes y políticos de México. Y, a esto pomposamente desde los púlpitos, con gran trompetería, le llaman democracia con aires de impolutos. Y,
por si esto fuera poco, piden a gritos olvido y superación con gran resignación
del pueblo.
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