Se
ha confundido de una manera grosera la calidad con el éxito. En un modelo de economía
Neoliberal, el fin del mismo es lograr la mayor ganancia al menor costo. Por
ello se abarata la mano de obra, la explotación de toda clase de bienes y servicios,
no hay secreto en ello. El resultado es siempre el mismo: bienes y servicios de
mala calidad y pingues ganancias para las grandes trasnacionales. No es casual
que, más o menos, el noventa por ciento de la población mundial sea pobre y el
diez por ciento tenga concentrada la mayor riqueza mundial.
Televisa
ha llevado esta práctica al extremo, ha permitido la creación de personajes de ínfima
calidad, grotescos que puedan venderse a las clases más pobres no solo
nacionales sino internacionales. No es, mera casualidad que los personajes
creados por Roberto Gómez Bolaños hayan tenido tanto éxito popular también en
los Estados Unidos y Latinoamérica en los estratos sociales marginados de la
buena cultura y la educación de calidad. Y, a esto, la comercialización de
estos personajes mediocres se le ha confundido con la calidad artística, al
grado de darle a “Chespirito” (Diminutivo vulgar de Shakespeare), el grado de
genio, dramaturgo y grande. Roberto Gómez se sintió apesadumbrado ante la obra
de Shakespeare y ante la certeza de que nunca alcanzaría ni siquiera la medianía
se refugió en la vulgaridad. Claro que, esto no fue óbice para que Emilio “El
Tigre” Azcárraga vislumbrara la veta de falso oro que pronto le daría grandes
dividendos.
Televisa
explotó estos personajes a la perfección en una sociedad cerrada y controlada políticamente
en un régimen totalitario y policíaco. El monopolio televisivo encaramó los personajes
creados por Gómez Bolaños hasta hacerlos del gusto mexicano y convertirlos en
marcas registradas que producen ganancias monetarias. Así, el éxito de los
personajes de “Chespirito” (Aquí está toda la psicología tanto de Roberto Gómez
como de sus personajes: mediocridad), no son por la calidad sino por la
mercadotecnia televisiva y el éxito comercial no le pertenece al "artista" sino a Televisa.
Confundir
calidad artística con éxito comercial es un feo error que no habla bien de la educación
y consciencia de los ingenuos que ponderan como genio a Chespirito y como
genialidades sus productos decadentes. La palabra “dramaturgo” debería estar reservada
a los escritores de incuestionables calidad literaria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario