sábado, 13 de diciembre de 2014

LA REPÚBLICA MEXICANA (SISTEMA ECONÓMICO HÍPER MODERNO Y SISTEMA POLÍTICO MODERNO)



Las sociedades organizadas tienen menester de definir la forma en que hayan de convivir y en un primer momento de la historia se eligió a reyes con base al supuesto derecho divino. Las castas divinas no podían ser cuestionadas en su forma de vida, su forma de gobernar sobre los demás, sus lujos excesivos y el menosprecio hacia los demás.

Con el paso del tiempo se logra considerar la igualdad entre los seres humanos; primero entre los hombres y luego entre ambos géneros. La idea de igualdad no está acabada ni en su concepto y mucho menos en la práctica. Esa es la tarea cotidiana de los demócratas. Democracia e igualdad conviven en el mismo vecindario, en la misma comunidad y van aparejadas, faltando una la otra desaparece. A esta comunidad le están incluidos también los conceptos de justicia, solidaridad, legalidad, legitimidad entre otras. A esta construcción humana y que he llamado vecindario o comunidad de ideas, conceptos se le ha denominado: República.

A la idea de la clase divina entre los pueblos se le opuso la idea de igualdad. Gradualmente va desapareciendo la idea de divinidad en los seres humanos y se va imponiendo la idea de igualdad entre los mismos. El feudalismo no fue otra cosa que el gobierno de la casta divina sobre las mayorías. Sin embargo, la República la Res (Cosa), Publica, es decir, la cosa de todos y que debe interesar a todos los que la integran, suele corromperse, tal y como pasa con la República mexicana.

La República mexicana se ha corrompido no de manera genérica y vaga sino de manera concreta. En los tiempos más recientes por Porfirio Díaz, después por el Partido Revolucionario Institucional que en efecto, institucionalizó la revolución, es decir, la asfixio lentamente hasta que solo quedó un cadáver que era menester maquillar con la apariencia de democracia. No obstante, sabemos que faltando la democracia desaparece la libertad la justicia, se aniquila la comunidad, el vecindario llamado República.

El panismo, afecto a la idea de casta divina, de designios divinos, es enemigo del republicanismo, es decir, de la democracia, de la igualdad y todo lo que emane justicia, igualdad y austeridad. No es, que la nación mexicana no tenga los conceptos bien armados y aprehendidos para transitar hacia la democracia, resulta que a la República mexicana se le ha infiltrado los “desestabilizadores”, de la misma. Todo aquel que, amase riquezas más allá de lo razonable y pueda con ello manipular el poder político, es enemigo de la República. Los gobernantes, políticos y trasnacionales en México se han aliado públicamente para no permitir la democracia.

Compete a la nación mexicana imponerles coto a gobernantes, políticos y trasnacionales. La tarea no es fácil. El poder económico degrada, corrompe todo lo que toca y en México, ha logrado controlar la Presidencia de la República. Baste ver los lujos excesivos del Presidente de la República y su familia. Las explicaciones que han dado son inverosímiles y ridículas. Por si esto fuera poco cada día se ve como las grandes empresas como Higa, han tejido su red de poder sobre los órganos de gobierno e instituciones republicanas.

El Presidente de la República, su gabinete y en general la clase política se han arrogado para si la idea de casta divina y no tienen empacho en mostrarlo públicamente con sus lujos excesivos en todo el rubro de sus vidas. Casas, carros, oficinas y hasta en los detalles mínimos. Aunque se digan republicanos, se contradicen con solo salir a la calle, a la plaza pública, al mínimo toque de luz relucen como minas de oro, plata aunque sus personas sean de oropel.  

De la República Mexicana solo queda el esqueleto, las apariencias y es, necesario sanearla, ir reconstituyendo sus órganos, sus instituciones y demás organismos. Ese es el trabajo de los demócratas, a sabiendas de los riesgos y las penurias que estos conllevan. Una vida solo es digna cuando se pasa por su revisión constante y es, consecuente. Hay una comunidad, un vecindario que habitamos y llamamos República y en ella conviven las ideas de democracia, igualdad, solidaridad, justicia, respeto, derechos humanos entre otras que le son afines.  

El Estado moderno ha muerto de muerte violenta a manos de los Neoliberales y se está construyendo de facto el Estado Híper Moderno, sin la intervención del pueblo y, este ha presentido y, sentido hondamente este hecho y ha salido a manifestarse, aunque no muy claramente, por su derecho a construir ese nuevo instrumento de convivencia: El Estado Híper Moderno. La clase divina claro está, se opone y opone al pueblo su derecho divino y la legalidad caduca e inoperante en este nuevo nivel histórico.




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