Es
lastimoso ver a personas condenadas a la ignorancia por el sistema económico pero
es mucho más doloroso ver a personas que han logrado grados académicos y han
alcanzado riqueza material y se ha puesto como meta nunca llegar al
conocimiento científico. Prefieren vivir teniendo como base la moralidad básica
de la Edad Media. Están convencidos que la familia es la base de toda la
sociedad y que esta base social es divina y natural. Todo cambio conceptual y
factual de la familia ridícula de papá, mamá e hijos les parece un atentado mayúsculo.
Ignoran
estos cristianos creyentes que a la familia mexicana cerrada donde la mujer tenía
como única meta ser madre y ama de casa no se ha modificado por la pérdida de
valores sino por la necesidad que tiene el Neoliberalismo de mano de obra barata.
Con el pretexto de la liberación femenina, la equidad de género y la igualdad
entre hombres y mujeres se ha logrado que las mujeres entren de lleno al
trabajo y al consumo sin que hayan logrado la libertad de fondo porque ahora
son explotadas y viven para consumir pero no para desarrollarse plenamente.
Largas jornadas de trabajo y hacerse cargo de los hijos les impide llegar a la
libertad recta y plena, tienen una libertad torcida.
La
libertad femenina pasa o debe pasar por el abandono de la religión cristiana
que las tiene como personas de segundo, tercer grado de calidad pero nunca como
personas sujetas de derechos y obligaciones y menos como dignas como seres
humanos porque son el origen del pecado original, según las torcidas y
retorcidas ideas de los moralistas católicos que pululan con un buen discurso
de miedo, de terror que aplican a las incautas que creen en el cielo e infierno.
La
esclavitud, el sometimiento si se quiere desviar la mirada se instala primero
en la mente de los objetivos a ser manipulados y después se pasa a la acción.
Con la idea del bien y del mal se puede ir por el mundo censurando ideas y
conductas porque dicen los sacerdotes y cómplices masculinos y por desgracia
femeninas que el juicio final llegará para todos, de manera implacable, menos
para ellos porque señoras y señores son los buenos y los demás que disienten
son los malos.
El
Liberalismo económico libero a los siervos de la monarquía, el Neoliberalismo
ha liberado a todas las naciones, incluyendo a las mujeres para su crecimiento
a través de la explotación de todos. El Neoliberalismo, o mejor dicho los
dueños de las trasnacionales tenían menester de la libertad femenina. La preguntas
saltan inmediatamente ¿libertada para qué?, ¿con beneficio para quien o
quienes?. Es muy significativo y sorprendente que, muchas mujeres quieran
liberarse de los hombres (Situación necesaria), pero no quieran emanciparse de
la religión o del trabajo mal pagado; se entiende que se deben cubrir las
necesidades básicas pero ¿a qué costo?. Por
lo menos, debería haber una conciencia de todo ello.
La
moralidad católica quiere en todo momento ser la reguladora de la vida en su
conjunto y muchos aplauden esto a rabiar. La política, piensan, debe tener una
base moral, la ciencia lo mismo, la filosofía no sirve, dicen, Todo está ya
dicho por su Dios y toda disidencia será castigada con la espada flamígera sin
ninguna piedad.
La
docta ignorancia, ese saber académico que se presume pero que esta sujeto a la
moral cristiana es lamentable y más lamentable cuando se tienen los medios
materiales y se niega la posibilidad siquiera de buscar la verdad fuera de la
moral. La esclavitud actual tiene varios puntales uno de ellos es la moral católica
al servicio de las grandes trasnacionales.
La
frase teológica de “La paz os dejo la paz os doy”, debe interpretarse como la
paz bajo el sometimiento total de mente y cuerpo. La moral católica no es otra
cosa que una amasijo de dogmas absurdos y prejuicios que llevan hacia la aniquilación
de la dignidad humana, hacia la postración de las personas con el consabido
beneficio de unos cuantos, los sacerdotes en su estructura piramidal y las
trasnacionales en su acumulación ilimitada de riqueza.