Durante la época
prehispánica no había democracia, ni siquiera existía la idea de la misma, el
Estado civil, era teocrático. Toda la colonia fue una mezcla de teocracia y
gobierno civil en constante pugna. Durante el gobierno de Juárez, se intentó la
separación definitiva, no se logró ni se lograra nunca; no se puede pedir ni
esperar que el pueblo deje los prejuicios, las tradiciones por falsas y
absurdas que estas sean.
Se debe esperar a
lo menos que un número significativo de personas se liberen por si mismas de
toda fantasía, prejuicios, dogmas y religión para ver claramente la realidad en
la medida de lo posible. Sin esa claridad, no hay forma de encaminar la política,
lo público por senderos no tan contaminados y tortuosos que permitan el
desarrollo individual y colectivo.
En todo momento las
tinieblas de la ignorancia se han cernido sobre las cabezas de las mayorías pero
en todo momento hay quienes ven la realidad clara; tal es el caso de Nezahualcóyotl,
que viendo junto con sus hijos los ritos del pueblo los aconsejó observar los
ritos públicamente pero repudiarlos en privado por falsos.
Nezahualcóyotl, fue
un gigante del pensamiento. Por si mismo llegó a concebir que únicamente existía
un dios y este era puramente metafísico. Para su época y lugar este logro es de
gran envergadura. Esta es una historia constante que debe nutrirse hacia el
pensamiento libre de torceduras y una práctica que se acerque lo más posible al
mismo.
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