sábado, 3 de febrero de 2018

UNA HISTORIA CONSTANTE




Durante la época prehispánica no había democracia, ni siquiera existía la idea de la misma, el Estado civil, era teocrático. Toda la colonia fue una mezcla de teocracia y gobierno civil en constante pugna. Durante el gobierno de Juárez, se intentó la separación definitiva, no se logró ni se lograra nunca; no se puede pedir ni esperar que el pueblo deje los prejuicios, las tradiciones por falsas y absurdas que estas sean.

Se debe esperar a lo menos que un número significativo de personas se liberen por si mismas de toda fantasía, prejuicios, dogmas y religión para ver claramente la realidad en la medida de lo posible. Sin esa claridad, no hay forma de encaminar la política, lo público por senderos no tan contaminados y tortuosos que permitan el desarrollo individual y colectivo.

En todo momento las tinieblas de la ignorancia se han cernido sobre las cabezas de las mayorías pero en todo momento hay quienes ven la realidad clara; tal es el caso de Nezahualcóyotl, que viendo junto con sus hijos los ritos del pueblo los aconsejó observar los ritos públicamente pero repudiarlos en privado por falsos.


Nezahualcóyotl, fue un gigante del pensamiento. Por si mismo llegó a concebir que únicamente existía un dios y este era puramente metafísico. Para su época y lugar este logro es de gran envergadura. Esta es una historia constante que debe nutrirse hacia el pensamiento libre de torceduras y una práctica que se acerque lo más posible al mismo.


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