En
su etapa inicial el Liberalismo Económico, tenía como base de explotación a los
obreros. De aquí surge la oposición de clases patronos/obreros. El Neoliberalismo
logro desbordar este límite y ha logrado abarcar a toda la sociedad con lo cual
el actual escenario está dividido entre trasnacionales/consumidores. Claro está
que tras las trasnacionales están sus dueños y tras los consumidores están los
ciudadanos; es decir, hay fachadas y actores en el fondo.
La
acumulación ilimitada de riqueza se ha puesto como legal y no hay forma de
hacer frente suficiente desde las leyes. Es menester que los ciudadanos en su
faceta de consumidores se organicen pues esta es una forma directa y efectiva
de hacer frente tanto a las trasnacionales como a los gobiernos que están a
servicio de las primeras.
Es
evidente que esa organización y acciones que tomen los ciudadanos no es fácil por
la polarización que presupone la híper individualización de los seres humanos. Pero
no hay otra forma efectiva de combatir los excesos de las empresas y gobiernos.
Dentro de estas organizaciones ciudadanas debe haber algunas que tengan tanto
poder de convocatoria y organización que tengan un organigrama y capacidad de
impulsar iniciativas de ley que limite el poder político de los gobiernos a la
vez de las trasnacionales.
Esta
nueva etapa del Neoliberalismo invita y exige a los ciudadanos crear nuevas
formas de defensa y limitaciones de los excesos de las trasnacionales y
gobiernos que cuando no tienen concierto las primeras están al mando del
estado.
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