lunes, 12 de febrero de 2018

LA DESAPARICIÓN DE LA ESCENA PRINCIPAL DEL PRI



Es cierto que, no es fácil ver la realidad presente; esto, podría parecer hasta de risa pero no lo es. La mayoría de la gente piensa que vive en la Modernidad y no pocos intelectuales hacen lo mismo cuando filósofos como Gilles Lipovetsky, dan sus razones de porque llama  a esta era “Híper modernidad”. Esto es así porque existen esquemas mentales a través de los cuales la gente es conducida a través de la bruma del presente.

El Presidencialismo fue el producto de haber creado un partido único de Estado: el Partido Revolucionario Institucional. Que no fue otra cosa que la dictadura de partido; con todo, ese régimen se terminó al perder el presidente sus dos grandes atributos: el monopolio de la política y la rectoría de la economía. El monopolio político se disgregó con el surgimiento de más partidos políticos aunque sean del mismo corte, la rectoría le fue arrancada por las grandes trasnacionales. Lo único que queda son los residuos pero altamente contaminadores y que pueden mutar en una dictadura de partidos.

El PRI ya cumplió para mal su función en la historia no se puede añorar un regreso a los años dorados que tuvo porque se agotó sin haber podido desarrollar una nueva forma de política. Enrique Peña Nieto dio la última estocada al priismo al haber puesto en vigencia sus “reformas estructurales”, que no son otra cosa que privatizadoras. Los efectos fueron inmediatos la crisis de poder del presidente con la consiguiente debilidad del Estado moderno mexicano. Con esto se ahondó la inseguridad, la violencia, la privatización de la educación y de todo lo público en medio de una enorme corrupción. Esto no lo ven claramente muchos que incluso deberían verlo, imagínense los más pobres y marginados de la educación libre de oficialismo. Donde todo exige cambio se quiere imponer el continuismo.

El PRI no tiene cosa alguna novedosa que ofrecer ni lo podrá hacer y es hora de que salga del escenario político principal. Su destino es volverse un partido ordinario. Esto ha venido sucediendo desde hace más de treinta años cuando inició la implementación del modelo Neoliberal. Con cada privatización sectorial se iban mutilando el poder que tenían de manera imperceptible pero que hoy vemos esto ha vaciado de todo contenido a este partido.

Ese vacío político dio paso a que el PRI postulara a un personaje sin identidad política con el priismo, a José Antonio Meade, que tiene la titánica tarea de sacudirse todos los efectos de la corrupción, de la represión y excesos priistas. Francamente se ve imposible, a menos que les vuelva a resultar la derrama de dinero público, el uso y abuso de los programas asistenciales, la compra de voluntades y el fraude electoral. Sin embargo, esto únicamente alargaría la crisis y agonía del régimen.

La dictadura de Porfirio Díaz, tardo más de treinta años pero cayó en más o menos medio año, después vino a guerra intestina por el poder político. La dictadura del Partido Único de Estado duró más o menos ochenta años pero está costando más de lo que debería para poder construir otro tipo de Estado. En la revolución mexicana no se tuvo un plan para alcanzar la democracia y el resultado fue el Presidencialismo, la dictadura del partido único de Estado, en este momento tampoco se tiene un plan para transitar hacia la democracia ni el blindaje que evite la desviación hacia la dictadura de partidos a través de las coaliciones. La falta de la idea sobre la democracia en la mente del pueblo se ve reflejado en la política.




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