Provengo,
como la mayoría, de una familia muy tradicional y eso implica ser católica. Por
si esto fuera poco de un pueblo cerrado y blindado por el cristianismo contra
toda forma de pensar diferente y de ser diferente; únicamente se debe ser como
se dicta. Con el tiempo viaje y fui encontrando diferentes formas de pensar y
de ser y fui tomando nota; es decir, rompí con el cerco religioso de mi
pensamiento. Fue maravilloso.
Con
el paso del tiempo estudie Derecho, me volví escritor y termine la carrera de Filosofía
y siempre estoy en la calidad de estudiante. Al respecto me topé con una obra d
José Ortega y Gasset y después con el mismo: “La deshumanización del arte”, que
trata de cómo se fue colando el “arte pop”, en pintura; se dejó, no del todo,
de tener a los seres humanos como modelos de los pintores y de la pintura y, lo
sorprendente se puso una lata de sopa Campbell como arte. Los puristas,
pusieron el grito en el cielo y más que en el cielo. La decadencia, dijeron.
Sin embargo, la realidad no admite apelaciones ni alegatos en contra y este
tipo de arte triunfo. Alabado sea Satanás.
Hoy,
admitimos el arte en casi todas las cosas. Los celulares y demás artefactos
tienen ese rasgo y los adquirimos por gustos propios, los fabricantes explotan
nuestros gustos para hacer ese tipo de artículos. Las botellas y todo lo que la
industria del consumo produce nos seduce con esas artimañas o recursos estéticos.
No
es de extrañar que en una sociedad altamente religiosa y fanática se excluya lo
diferente y se llegue a la violencia verbal y física. El catolicismo con toda
su decadencia aún sigue imprimiendo su sello de ignorancia y hasta los letrados
siguen con la estúpida idea familiar de “papá, mamá e hijos”, aunque la
realidad les grite a diario todo lo contrario. Para los acomplejados y
programados seres humanos es un ataque a su forma de pensar y de ser y creen
que están defendiéndose asimismos cuando en realidad defienden a la Santa Madre
Iglesia de la Edad Media.
Se
ha puesto de moda la discusión si un ser humano llamado “Transgénero”, puede o
no válidamente concursar en un certamen de belleza. Los conservadores,
evidentemente, llevados por sus dogmas y prejuicios han dicho que no
rotundamente. Ignoran que ese certamen está hecho para ganar dinero explotando
la sexualidad de manera salvaje bajo el camuflaje de “lo femenino” y que les
importa un rábano lo que piensen los morbosos televidentes u observadores del
certamen. Es un negocio como lo es el futbol o la venta de rábanos.
Ahora
bien, en un concurso de belleza se califica eso, la belleza y debe ser exenta
de moralidad y de sexualidad. Si nos atenemos a esto se verá que no pasa cosa
alguna grave. Pero todo lo tenemos que violentar con prejuicios y que nos han
sido impuestos por los mercaderes de la religión que es otro negocio como
cualquiera. Y, allá vamos armados hasta los dientes con dogmas, los puños
cerrados y las caras desencajadas a dar todas las batallas que creamos necesarias
aunque nos falte la razón. ¡Que espectáculo!.
No
hay duda de que vivimos dominados por dogmas religiosos evitando ser razonables
a toda costa y no es raro encontrar gentío que quiere su “Cuarta Transformación”,
por decreto, es decir sin mediar razón ni realidad. La diversidad de la
realidad es innegable sin perder su unidad. Ya Aristóteles había dado en que la
realidad es diversa en lo secundario, en los accidentes. Carlos Darwin se dio
pena cuenta de que la diversidad de pájaros era accidental por los propósitos propios
de los lugares y ante esta evidencia irrefutable razonablemente llamó a su obra
“El origen de las especies”. Porque efectivamente lo que existen son especies
pero los humanos nos empeñamos hasta la muerte en hacer lo fácil difícil y lo difícil
imposible. Hemos dicho que existen razas y superioridad entre las mismas. Vaya estupidez.
Mezclamos,
en nuestra vida diaria, los más disímbolos conceptos hasta lograra una gran confusión
y esta la llamamos “nuestra forma de vivir”. En la creación de leyes
introducimos la moral, en los usos sociales la moral, en los hechos sociales
las leyes y toda clase de prejuicios al punto de volver todo esto una “Babel”,
donde ninguno está dispuesto a ceder y mucho menos a tratar de entender al
otro. Claro nos llamamos civilizados y abiertos de mente no vaya a ser que se
nos confunda con sandios o lerdos.
Para
los romanos, griegos y otros pueblos la sexualidad era más libre que en
nosotros, no tenían los prejuicios actuales, sostenidos por las religiones únicas
y, verdaderas y, verdaderas responsables y culpables de tanto alboroto sin que
para ellos quedemos exentos de la barbarie y, la misma responsabilidad y
culpabilidad de los hechos. Si nos atenemos a los hechos libres de prejuicios
veremos que, en los concursos de belleza, se trata en todo caso de ver la
belleza del cuerpo y hasta ahí. No se trata pues de hacer iguales sexual y
reproductivamente a las llamadas mujeres transgénero y a las mujeres naturales.
Razonablemente a ninguno se le ocurriría, hoy, creer que las mujeres transgénero
puedan ser aptas para la reproducción humana pero, bellas si lo pueden ser.
No
se está obligando a ninguna mujer ni a ningún hombre u otro ser humano a ser
como las transgénero, se trata únicamente de aceptar a otros seres humanos con
todos sus accidentes o, en lo secundario. Todos, en este contexto somos seres
humanos y debemos tener el mismo derechos a participar en las cosas, hechos y
actos humanos con el respeto a las diferentes formas secundarias de ser.
Mujeres
y hombres puritanos han puesto inmediatamente las armas en el campo de batalla
con las salvajadas más risibles que se puedan imaginar. ¿Por qué se sienten
ofendidas estas personas por hechos y actos que no les dañan?. ¿A que le tienen
miedo?. Puros perjuicios religiosos. Las mujeres deberían sentirse avergonzadas
de usar los mismos argumentos que hemos usado los hombres para someterlas, para
violentarlas y dar paso hasta para el asesinato: “Las transgénero, no son
iguales que nosotras”. ¿En que no son iguales, en los accidental en lo
fundamental son seres humanos.
Se
decía que tan luego las mujeres entraran a la vida pública como en la política las
cosas, las circunstancias, los hechos y los actos iban a cambiar; se iban a
suavizar con el amor materno que les es inherente. Vaya idealismo. Han entrado
al mundo blandiendo los recursos combativos de los hombres con toda barbarie y
quieren el mundo ya con toda la irracionalidad posible. No es raro ver ya a las
mujeres igualándose con los hombres en la decadencia y se sienten orgullosas de
ello. Vaya Bien sigamos con la fiesta de la barbarie a diestra y siniestra que
en algún momento tendremos que pagar la factura.
Por
mi parte cuando me encuentro con otro ser humanos me interesa su capacidad en
alguna profesión que ostenta, en un oficio que ejerce, en su trabajo manual,
intelectual, en su arte sea cual sea. No me importa su sexualidad porque efectivamente
es suya y no mía. Un ser humano, mientras más intelectual, más valiente, más
atrevido más me llama la atención. Por el contrario un ser humano bien
conformado y definido como heterosexual entre más lerdo y acomplejado me causa lastima
por su condición básica de vivir, por ignorar lo medular, al ser humano.
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