sábado, 6 de octubre de 2018

EL SER HUMANO SIN ADJETIVOS. LA FIESTA DE LA BARBARIE





Provengo, como la mayoría, de una familia muy tradicional y eso implica ser católica. Por si esto fuera poco de un pueblo cerrado y blindado por el cristianismo contra toda forma de pensar diferente y de ser diferente; únicamente se debe ser como se dicta. Con el tiempo viaje y fui encontrando diferentes formas de pensar y de ser y fui tomando nota; es decir, rompí con el cerco religioso de mi pensamiento. Fue maravilloso.

Con el paso del tiempo estudie Derecho, me volví escritor y termine la carrera de Filosofía y siempre estoy en la calidad de estudiante. Al respecto me topé con una obra d José Ortega y Gasset y después con el mismo: “La deshumanización del arte”, que trata de cómo se fue colando el “arte pop”, en pintura; se dejó, no del todo, de tener a los seres humanos como modelos de los pintores y de la pintura y, lo sorprendente se puso una lata de sopa Campbell como arte. Los puristas, pusieron el grito en el cielo y más que en el cielo. La decadencia, dijeron. Sin embargo, la realidad no admite apelaciones ni alegatos en contra y este tipo de arte triunfo. Alabado sea Satanás.  

Hoy, admitimos el arte en casi todas las cosas. Los celulares y demás artefactos tienen ese rasgo y los adquirimos por gustos propios, los fabricantes explotan nuestros gustos para hacer ese tipo de artículos. Las botellas y todo lo que la industria del consumo produce nos seduce con esas artimañas o recursos estéticos.

No es de extrañar que en una sociedad altamente religiosa y fanática se excluya lo diferente y se llegue a la violencia verbal y física. El catolicismo con toda su decadencia aún sigue imprimiendo su sello de ignorancia y hasta los letrados siguen con la estúpida idea familiar de “papá, mamá e hijos”, aunque la realidad les grite a diario todo lo contrario. Para los acomplejados y programados seres humanos es un ataque a su forma de pensar y de ser y creen que están defendiéndose asimismos cuando en realidad defienden a la Santa Madre Iglesia de la Edad Media.

Se ha puesto de moda la discusión si un ser humano llamado “Transgénero”, puede o no válidamente concursar en un certamen de belleza. Los conservadores, evidentemente, llevados por sus dogmas y prejuicios han dicho que no rotundamente. Ignoran que ese certamen está hecho para ganar dinero explotando la sexualidad de manera salvaje bajo el camuflaje de “lo femenino” y que les importa un rábano lo que piensen los morbosos televidentes u observadores del certamen. Es un negocio como lo es el futbol o la venta de rábanos.

Ahora bien, en un concurso de belleza se califica eso, la belleza y debe ser exenta de moralidad y de sexualidad. Si nos atenemos a esto se verá que no pasa cosa alguna grave. Pero todo lo tenemos que violentar con prejuicios y que nos han sido impuestos por los mercaderes de la religión que es otro negocio como cualquiera. Y, allá vamos armados hasta los dientes con dogmas, los puños cerrados y las caras desencajadas a dar todas las batallas que creamos necesarias aunque nos falte la razón. ¡Que espectáculo!.

No hay duda de que vivimos dominados por dogmas religiosos evitando ser razonables a toda costa y no es raro encontrar gentío que quiere su “Cuarta Transformación”, por decreto, es decir sin mediar razón ni realidad. La diversidad de la realidad es innegable sin perder su unidad. Ya Aristóteles había dado en que la realidad es diversa en lo secundario, en los accidentes. Carlos Darwin se dio pena cuenta de que la diversidad de pájaros era accidental por los propósitos propios de los lugares y ante esta evidencia irrefutable razonablemente llamó a su obra “El origen de las especies”. Porque efectivamente lo que existen son especies pero los humanos nos empeñamos hasta la muerte en hacer lo fácil difícil y lo difícil imposible. Hemos dicho que existen razas y superioridad entre las mismas. Vaya estupidez.

Mezclamos, en nuestra vida diaria, los más disímbolos conceptos hasta lograra una gran confusión y esta la llamamos “nuestra forma de vivir”. En la creación de leyes introducimos la moral, en los usos sociales la moral, en los hechos sociales las leyes y toda clase de prejuicios al punto de volver todo esto una “Babel”, donde ninguno está dispuesto a ceder y mucho menos a tratar de entender al otro. Claro nos llamamos civilizados y abiertos de mente no vaya a ser que se nos confunda con sandios o lerdos.

Para los romanos, griegos y otros pueblos la sexualidad era más libre que en nosotros, no tenían los prejuicios actuales, sostenidos por las religiones únicas y, verdaderas y, verdaderas responsables y culpables de tanto alboroto sin que para ellos quedemos exentos de la barbarie y, la misma responsabilidad y culpabilidad de los hechos. Si nos atenemos a los hechos libres de prejuicios veremos que, en los concursos de belleza, se trata en todo caso de ver la belleza del cuerpo y hasta ahí. No se trata pues de hacer iguales sexual y reproductivamente a las llamadas mujeres transgénero y a las mujeres naturales. Razonablemente a ninguno se le ocurriría, hoy, creer que las mujeres transgénero puedan ser aptas para la reproducción humana pero, bellas si lo pueden ser.

No se está obligando a ninguna mujer ni a ningún hombre u otro ser humano a ser como las transgénero, se trata únicamente de aceptar a otros seres humanos con todos sus accidentes o, en lo secundario. Todos, en este contexto somos seres humanos y debemos tener el mismo derechos a participar en las cosas, hechos y actos humanos con el respeto a las diferentes formas secundarias de ser.

Mujeres y hombres puritanos han puesto inmediatamente las armas en el campo de batalla con las salvajadas más risibles que se puedan imaginar. ¿Por qué se sienten ofendidas estas personas por hechos y actos que no les dañan?. ¿A que le tienen miedo?. Puros perjuicios religiosos. Las mujeres deberían sentirse avergonzadas de usar los mismos argumentos que hemos usado los hombres para someterlas, para violentarlas y dar paso hasta para el asesinato: “Las transgénero, no son iguales que nosotras”. ¿En que no son iguales, en los accidental en lo fundamental son seres humanos.

Se decía que tan luego las mujeres entraran a la vida pública como en la política las cosas, las circunstancias, los hechos y los actos iban a cambiar; se iban a suavizar con el amor materno que les es inherente. Vaya idealismo. Han entrado al mundo blandiendo los recursos combativos de los hombres con toda barbarie y quieren el mundo ya con toda la irracionalidad posible. No es raro ver ya a las mujeres igualándose con los hombres en la decadencia y se sienten orgullosas de ello. Vaya Bien sigamos con la fiesta de la barbarie a diestra y siniestra que en algún momento tendremos que pagar la factura.

Por mi parte cuando me encuentro con otro ser humanos me interesa su capacidad en alguna profesión que ostenta, en un oficio que ejerce, en su trabajo manual, intelectual, en su arte sea cual sea. No me importa su sexualidad porque efectivamente es suya y no mía. Un ser humano, mientras más intelectual, más valiente, más atrevido más me llama la atención. Por el contrario un ser humano bien conformado y definido como heterosexual entre más lerdo y acomplejado me causa lastima por su condición básica de vivir, por ignorar lo medular, al ser humano.  



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