No
hay duda de que estamos en crisis total o casi total. Con todo, la crisis más
grave es la política, la del poder, la del saber y poder mandar. Esto es el
resultado de la decadencia del régimen priista. Durante su mejor momento (El
peor momento para la democracia), el Presidencialismo tenia y mantenía la
unidad del Estado. La nación, en general, estaba ordenada en tres grandes
sectores, el obrero, el campesino y el popular bien sujeto por sindicatos y
organizaciones que todo lo mantenían en perfecto o casi perfecto orden al
servicio del Partido Revolucionario Institucional para marchar política-económica-social
y hasta artísticamente en pos de un fin la supremacía del Partido único de
Estado sobre el pueblo. Pero eso se terminó. Se agotó para no volver más nunca,
aunque haya muchos románticos nostálgicos. Hay por lo pronto un descrédito de
los partidos políticos y de los políticos en general.
¿Significa
eso que ya no son necesarios los partidos y los políticos?, de manera alguna. Para
que una sociedad marche más o menos ordenada hace falta siempre quien o quienes
manden. Crisis en la Humanidad las ha habido desde siempre y las ha superado.
No debemos perder la calma. Hoy todo el mundo en general está enojado y más los
que mandan pues están en la silla de acusación salvaje y no tan salvaje por
parte de los gobernados. Está enojado el Papa Francisco I, por tanta crítica a
la corrupción y decadencia de los sacerdotes; está enojado el pueblo
norteamericano y por ello, eligieron al salvaje bien vestido de Donald Trump; están
enojados los europeos y los británicos; están enojados Carlos Salinas, Enrique
Peña Nieto, Vicente Fox y Felipe Calderón y está enojado el pueblo mexicano.
Ahora
bien, la mayor preocupación la tienen los políticos pues todas las formas de
autoridad están siendo críticas y presionadas al punto de que se salen de sus
casillas. El poder eclesiástico se ha visto impotente ante sus problemas el
Papa Francisco ha salido a echarle toda la culpa al Diablo por la pederastia y
violaciones cometidas por los sacerdotes a lo largo y ancho del mundo. ¿Se habrá
visto mayor impotencia papal?, no y esto es grave para los poderosos. Los
estadounidenses y europeos ponen el grito en el cielo ante los problemas económicos
y reaccionan con homofobia que no son otra cosa que sus miedos e impotencia
ante los problemas mundanos. Hemos visto en el escenario nacional a Fox decir
una retahíla de sandeces contra el nuevo orden; todo el viejo régimen fue
aplastado literalmente y andan los antiguos poderosos muy molestos; no aceptan
haber perdido el poder político y económico. Están al acecho. En efecto, el
poder llamado espiritual y el poder político están en plena crisis y no
aciertan a salir de su estupor y parálisis pues no tienen ni idea de cómo
lidiar con esta revolución social. Los del poder económico es el único solido
pero no están tan seguros de no estar en peligro. Todo está revuelto y hace
falta poner orden y francamente no se ve quienes puedan hacerlo. No por ello se
debe estar inactivos sino trabajar para construir un nuevo orden, un nuevo régimen
y si es posible las bases de un nuevo Estado mexicano.
Me
parece que también hay una crisis del pensamiento filosófico y por ende, político
por haberse abandonado. La crisis tomó a todo mundo desprevenido. Hay románticos
empedernidos e incautos que dogmáticamente criticaron al antiguo régimen priista
y hoy, dogmáticamente quieren que no se critique al nuevo poder político; eso sería
un craso error, sabiendo que hay entre los nuevos políticos sendos inútiles,
arribistas, convenencieros, mercaderes, corruptos y de más fauna maligna. A los gobernantes se les tiene que criticar
sus excesos y corrupción pues es una prerrogativa ciudadana escrutar al
gobierno en turno para que se corrija o no se tuerza.
El
pueblo debe pensar y actuar para saber qué tipo de régimen se debe construir,
cuanto poder se le debe dar a los nuevos gobernantes, cuáles deben ser los límites
y sanciones. Se debe transitar de un régimen totalitario como lo fue el priista
a uno democrático con las modalidades propias para el pueblo mexicano.
Es
seguro que el régimen priista no volverá pues se vació de todo contenido y por
ende, de sentido. La caída del régimen tuvo factores externo e internos, mismos
que ya he tratado en otros escritos y sería ocioso volverlo hacer; en lo
interior el pueblo mexicano, en general, ha decidido hacer tabla rasa de la política;
eso significó el triunfo de MORENA. El Partido Revolucionario Institucional
debe desaparecer y desaparecerá como parte fundamental de la política. El
Partido de la Revolución Democrática ha anunciado a través de Jesús Zambrano su
desaparición. El Partido Acción Nacional debe recomponerse y este no desaparecerá
como no desaparecerán los conservadores católicos pero, le será muy difícil volver
a la escena central de la política.
¿Qué
queda?, que el pueblo no abandone la política; que se ponga a trabajar y
participar en la política de manera decidida a menos que quiera volver a caer
en las garras de los políticos. Que por lo demás son lerdos en su generalidad,
no tienen ni idea de lo que deben hacer con relación al nuevo régimen ni el
nuevo Estado. Hay serio peligro de que lo hagan mal. De cómo se han desarrollado
las tres anteriores Transformaciones ya he tratado y por ello digo que hay un
verdadero peligro de que lo hagan mal. Hay necesidad de que el pueblo los apoye
y que, los que piensan seriamente den luz sobre el tema.
Hace
falta nuevamente unidad y coordinación en el Estado mexicano pero no a la
manera priista bajo el totalitarismo represor del poder político sino en el
marco de la democracia con rasgos propios que sirva a los mexicanos en general
y evitar la creación de una clase política que se vuelva cerrada, inamovible e
intocable.
Como
pueblo los mexicanos debemos consolidar una nueva identidad que no tenga los
mitos impuestos por el Partido Revolucionario Institucional pues la revolución
no se pude institucionalizar sin matarla y eso precisamente fue lo que pasó
mientras se mantenía la mentira por medio de la fuerza bruta de la dictadura
del partido único de Estado. Todos los ritos emanados de la ideología priista
deben ser cambiados por fechas que se deban conmemorar libres de mentiras.
Finalmente,
se debe tener cuidado en acabar con los vestigios del régimen Presidencial pues
ya no tiene sentido. Con el Partido Revolucionario Institucional pasará lo que
dice el Gustavo Adolfo Bécquer: “Volverán las oscuras golondrinas a tu balcón sus nidos a
colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamaran”…” “Pero…aquellas
que aprendieron nuestros nombres, ésas…¡no volverán!. Y volverán los políticos como
oscuras golondrinas a nuestras puertas a llamar pero aquellos que aprendieron
nuestros nombres; esos no volverán.
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