martes, 23 de mayo de 2017

LA VOLUNTAD DE VIVIR ES STEPHEN HAWKING



La visión que la gente tiene de Stephen Hawking es diametralmente opuesta según sea el tipo de personas con sus matices; por un lado están los religiosos que creen que su estado físico es un castigo divino por sus declaraciones y, por el otro están los que usan la razón y lo ven como el símbolo de la ciencia misma. Creo que, esta última es la acertada pero hay una parte que se conoce poco.

Es asombroso, apabullante ver como este genio ha sobrepasado todas las expectativas tanto científicas como de vida. Es el niño de Heráclito, el niño de Nietzsche que alegremente va desmontando con una inocencia pasmosa todos los mitos creados por las religiones: No hace falta ningún Dios para que exista el Universo, ha dicho, palabras más palabras menos. Hawking trata de explicar y lo explica en buena medida el origen y funcionamiento del Universo.

Quien lea sus libros sin conocer a Hawking; primero, no creerá que es un físico, segundo, se dará cuenta inmediatamente que no es un escritor del monto sino uno de gran estilo jovial y después, que es el más calificado conocedor de lo que se busca y de la Filosofía. Es tan vaso su conocer en estos temas que fácilmente aventaja a Albert Einstein en su cosmovisión. Einstein se quedó con la idea de la existencia de un Dios y se quedó perplejo ante los resultados de la Mecánica Cuántica y dijo “Dios no juega a los dados”. Debo confesar que Albert Einstein es uno de mis preferidos científicos, tal como Isaac Newton o las filosofas Sor Juana Inés de la Cruz y María Zambrano pero Hawking me mata de la risa con su atrevimiento juvenil porque podrá estar ya viejo de cuerpo pero su pensamiento es fresco, juvenil.

De corriente nos quejamos por toda la crudeza de la vida; sin embargo, Hawking, vive con la alegría de quien sabe que la muerte debió haberle llegado antes de que terminaran los años sesentas del siglo pasado, cuando se le diagnosticó una enfermedad degenerativa llamada motoneuronal y los doctores no le dieron expectativas de vida más allá de los dos años siguientes. ¿Quién en estas circunstancias iba a hacer planes para el futuro?, Hawking. Su vida es toda una odisea que al pronto sorprende, después irrita y finalmente nos impacta por la fuerza de poder que tiene para salir de cada ocasión de las garras de la muerte.

Leer y tratar de entender a Hawking es toda una delicia, conceptos claros y una lógica bien cimentada. Pero lo que en verdad lo hace un ser fuera de serie, a mi parecer, es su tenacidad inquebrantable de vivir y ese vivir con una dicha envidiable  y eso, pocas veces se ve. Nietzsche estaría celoso de Hawking por esa Gaya Ciencia, de vivir con el arco y las fechas certeras.

Algún día se hará la Teoría del Todo Unificado y este hombre será el responsable de que se logre entender el Universo sin velos ni mitos. Estaremos, estamos ya, en deuda por siempre como lo estamos con muchos otros que han construido este mundo sin mentiras.  

¿Qué daríamos por otro ser humano de este calibre, de esta calidad?; por desgracia vemos este tipo de personas una cada cien años y vamos montados sobre sus hombros, tal y como lo ha dicho el mismo vamos por esta vida “Sobre hombros de gigantes”.

Cuando creo que la vida es injusta o dura pienso en ese hombre en silla de ruedas y ya con el mínimo movimiento en el rostro y por medio del cual se comunica, y, entonces me río de mis tonterías.   


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