lunes, 22 de mayo de 2017

DANTE Y EL PRIISMO COMO SISTEMA POLÍTICO




Un sistema político puede atrofiar o limitar la percepción de los seres humanos para poder distinguir claramente entre lo bueno y lo malo; la democracia y la tiranía u otra forma degenerada de vida.

Un sistema como el priista no tiene otro objetivo que, el de turbar a los ciudadanos hasta el punto de postrarlos y tornarlos en simples adeptos de la tiranía; no conocen otra forma de vida; una manera diferente les parecería, incluso, una locura, un extravío y penosamente preferirían seguir en la postración conocida que, aventurarse a lo desconocido.

El sistema político priista tiene su antecedente en una la religión cualquiera; la misma, en todo momento tiende a desorientar de la realidad a los seres humanos hasta lograr que, se vuelvan ingenuos y crean lo absurdo. Logrado esto, de allí en adelante, preferirán morir, matar o pelear fanáticamente contra todo lo que se les diga es peligroso.

Para cualquiera que use la razón, no lograra entender la razón por la cual existen seres humanos ciegos a la realidad y que se han trocado en oquedades impenetrables. Esta es la base de la existencia permanente de una religión cualquiera o la larga vigencia de un sistema político.

La política y a religión no tienen las palabras exactas para describir esta espantosa visión de la vida real pero si tenemos a los poetas y su poiesis (acto creativo), para darnos la sentencia adecuada a esta pasividad ignorante. Dante al cantar su Divina comedia sentencia: “Quien entre aquí que abandone toda esperanza”,  pues allí van todos los pecadores de todas y cada una de las categorías.

Quien siga sosteniendo el sistema político priista sin pensar en lo que significa como infierno, deberá de perder toda esperanza de libertad, de democracia, de justicia, de la mínima vida digna. Aunado a lo anterior, este sistema político corrupto ha dejado de ser adecuado a este momento histórico: la Híper modernidad, donde el ser humano debe ser totalmente libre, no únicamente en la formalidad sino en su radical realidad para tratar de ser lo que es.

Las anteriores etapas, la modernidad y la postmodernidad, en México,  mantuvieron a los seres humanos atados a los engaños, a la minoridad de edad, al espantoso paternalismo y, a la supremacía de un órgano, el ejecutivo flotando en las aguas turbias del Partido Único de Estado con sus tres grandes vertientes: el sector campesino, el obrero y el popular siempre vigilados por una corte de carceleros, capataces, barqueros y torturadores.

¿Quiénes somos?, ¿quiénes somos?, se preguntan los mexicanos al salir de este sistema y, entrar en crisis de todo tipo, mirando las ruinas del pasado y lo estéril del futuro. Sois los herederos legítimos de seres humanos creadores pero os han hecho olvidar. ¿Quién, cómo y cuándo?, son las preguntas que deben contestar y, con el tiempo hacer saltar el último clavo de vuestro pasado reciente en forma de ataúd. 

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