Se
sabe que los hoyos negros emiten residuos de lo que han devorado; de la misma
manera, la caída del sistema presidencialista devorado por las trasnacionales,
verdaderas gobernantes, únicamente permitirá los residuos de lo que fue el
todopoderoso partido único de Estado, que cerró el puño sobre la nación mexicana
y puso como límites tres sectores: el obrero, el campesino y el popular, por
sobre esta base se elevaba el Partido Revolucionario Institucional (vaya, una revolución
institucionalizada, es decir, burocratizada), con toda su jerarquía y como cúspide
el presidente de la república y jefe del partido.
Este
sistema cerrado por la doctrina Estrada no permitía que los Estados extranjeros
se inmiscuyeran respecto a la dictadura de partido y sobre las matanzas,
desapariciones y falta de democracia. Un aparato estatal en pleno
funcionamiento perverso, vistiéndose con ropajes de democracia, de libertad, de
justicia pero en sus entrañas destruyendo cualquier intento de imponer la
democracia, la justicia, la libertad y todo lo que atentaba contra su naturaleza
desviada.
El
Partido Revolucionario Institucional nunca se preparó para la democracia, la
libertad, la justicia y ni siquiera para los cambios. Tan solo hay que ver la
tremenda corrupción imposible de ocultar. Dos cosas no se pueden ocultar reza
el dicho popular y, yo agregaría la corrupción y el cinismo de los gobernantes
priistas (Claro los hay en todos los partidos pero los priistas son los padres
de este sistema).
Ahora
bien, los analistas están esperando que, se celebren y pasen las elecciones del
estado de México para emitir su parecer sobre el futuro del PRI, a mi entender
no hace falta esperar hasta esa fecha; no importa si el partido en el gobierno
gana el estado su suerte está echada y no les depara un buen futuro. En efecto,
de los antecedentes desde 1988 hasta la fecha actual se puede ver una decadencia
que no han podido parar los viejos priistas y mucho menos lo harán los que
integran el nuevo PRI, han muerto políticamente antes de florecer; algunos
andan de fuga y otros en la cárcel. Ese nuevo PRI que nos vendió Enrique Peña
Nieto (Otro corrupto), fue el peor fiasco de la historia reciente.
Otros
factores van a impedir el resurgimiento del priismo (Quizá no desaparezca pero
va a quedar como otro partido), tales como la hegemonía de las transnacionales,
la globalización que ha roto la doctrina Estrada, el nacimiento de muchas
generaciones de mexicanos ya fuera del presidencialismo, es decir, del
totalitarismo, el surgimiento de diversos partidos, la híper individualización de
los ciudadanos con lo cual quedan rotos los sindicatos y otras figuras de
autoridad, la privatización de los bienes y servicios con lo que, los
ciudadanos quedan desnudos y en solitario contra las grandes empresas
trasnacionales con lo cual el presidente pierde su aura de autoridad y pasa a
ser una especie de Gerente General de las trasnacionales. Hay otros factores
pero estos son los necesarios para terminar el sistema priista en su totalidad.
No hace falta que se desee que termine es una necesidad ineludible como el nacer
y morir. En principio no importa mucho quien gobierne formalmente mientras las
trasnacionales tengan ese súper poder por encima del poder soberano del pueblo.
El
presidencialismo ya es simbólico; véase los casos de Vicente Fox, de Felipe Calderón
y el de Enrique Peña Nieto, no importa lo que hayan hecho los dos primeros ni
lo que ha hecho el último ni lo que haga ya, no son los jefes de partido al
estilo del PRI en sus años dorados, no señor, eso se fue para siempre. Ya los
presidentes se deben contentar con sus pensiones que no son cosa menor, con que
se les permita ser corruptos sin castigo pues solo pueden ser llevados a juicio
por alta traición a la patria y el pueblo mexicano no está maduro para
llevarlos a la cárcel; se espera que llegue el día pero no hoy.
Bien,
supongamos que el PRI gana las elecciones en el estado de México, ¿esto
soluciona su decadencia, su caída, su corrupción y la franca oposición del
pueblo a estas malas prácticas?, evidentemente que no. Otro obstáculo no menor
lo es, su propio ADN político lleno de corrupción y al que nunca van a
renunciar porque están impedidos para ello, les es ajeno y la corrupción como
lo confiesa Peña Nieto es su cultura.
Finalmente,
(En este artículo), está una sociedad cansada del exceso de la corrupción pues
con la privatización de bienes y servicios se disparó la corrupción en los tres
niveles de gobierno con Peña Nieto como el mejor activista en este ramo. No hay
quien lo supere en corrupción y cinismo. Todo exceso no puede durar
permanentemente y en las mismas condiciones por sus efectos devastadores en la población:
pobreza, inseguridad, falta de empleos y todo lo que conlleva la corrupción e
impunidad; el binomio maldito.
Los
priistas no dejaran de robar, de cometer ilícitos de todas las clases y eso no
se lo perdonará el pueblo por su cinismo sin límites y de escándalo. ¿En verdad
creen que ganando el estado de México los priistas se reformaran?, no, creerán quizá
que, todo sigue igual pero no, el Estado híper moderno ya se perfila y por doquier se oye el grito de cambio y
millones de personas trabajando para ello y no únicamente en los partidos. Por
lo que el sistema político actual y su creador el PRI ya oyen su requiescant in
pace en el horizonte de sucesos.