Las
etapas inician y terminan sin remedio alguno. Desde la creación del Partido
Nacional Revolucionario (PNR), el cuatro de marzo de 1929 se tuvo la idea clara
de aglutinar todo el poder de los revolucionarios en un solo partido para dominar
a la nación mexicana aunque se tenían rasgos de nacionalismo de izquierda. Con
todo, el Maximato impuesto por Plutarco Elías Calles, seguía los lineamientos
de las dictaduras. Esta fue su primera etapa. Para terminar con los sueños dictatoriales de los
afines a Elías Calles, se crea, por Lázaro Cárdenas, el Partido de la Revolución
Mexicana (PRM), con diversas reformas que quitan el poder a Elías Calles, quien
es expulsado de México en 1938, esta etapa dura hasta 1946.
Desde
1946 hasta la fecha actual el partido único de Estado, el Partido
Revolucionario Institucional (PRI), y es esta última etapa en la cual se
consolida la dictadura del partido oficial aunque desde 1939 se haya creado el
Partido Acción Nacional (PAN), y otros partidos, los mismos durante muchas décadas
no tuvieron verdaderas oportunidades de ganar elecciones de cualquier tipo y en
los tres niveles de gobierno.
Bien,
desde más o menos el inicio de la década de 1980 se inicia el cambio de la rectoría
de la economía por el Estado mexicano por la privatización de todos los bienes públicos.
Esto va a ser decisivo para que, se resquebrajara y terminara la época conocida
como Presidencialismo, siendo el último que hizo uso total de esta figura política
Carlos Salinas de Gortari, sin que pueda volver a tener vigencia real debido a
que, el poder político ha sido superado por el poder económico de las grandes transnacionales,
mismas que dictan el marco legal iniciando desde las leyes secundarias y
terminando por el marco constitucional.
Con
las reformas llamadas estructurales, enrique Peña Nieto le hace entrega de todo
el poder político a las grandes empresas trasnacionales y ni se diga del económico
sobre el territorio nacional mexicano y sobre los bienes y servicios públicos.
Esto terminó por sepultar los residuos del Presidencialismo, reduciendo al
presidente de la república a un simple Gerente General de la política y de lo público;
una figura casi decorativa.
Con
dichas reformas privatizadoras se logra dar termino al Estado moderno mexicano
y abren el camino del nacimiento al Estado híper moderno; en donde se deja a
los ciudadanos más pobres sin ningún programa social real que sea la base de su
salida de la pobreza sino como simples programas disfrazados de sociales con
fines electorales.
El
Neoliberalismo libera al Estado híper moderno de la responsabilidad de proteger
a los ciudadanos en seguridad, salud, educación todos del ámbito público; esto
se extiende al Derecho Laboral, al Derecho Agrario es decir, al ámbito de lo
social. Con esto se logra que la nación mexicana tenga la necesidad de alcanzar
todos los bines y servicios para su vida por sus propios medios. Todos se tendrán
que privatizar sin que la nación mexicana tenga injerencia en el proceso. El
gobierno fungirá más como un defensor de los intereses privados que como un
ejecutor de la voluntad general.
Ahora
bien, por el momento no hay forma de eludir la privatización total de los bines
y servicios pero estos no debe ser obstáculo para que los ciudadanos entren a
la política de manera organizada para poner coto a los excesos, corrupción,
delitos y estado de impunidad en que se encuentra la clase política, evitando
la dictadura de los partidos políticos a través de las coaliciones. En efecto,
se tiene que dar fin a esta etapa para iniciar otra y por suerte, estamos
iniciando una: el del Estado híper moderno, en donde el ser humano híper
individualizado y con la mayor libertad que se haya visto en la historia de la nación
mexicana se debe desarrollar. Claro, también nunca antes se había visto al
pueblo llano tan desprotegidos y a merced de los políticos demagógicos ya en
partidos políticos o individuales desde el punto de vista electoral.
No
hay forma de mantener o regresar a la etapa inmediata anterior (Priato) pero
tampoco de eludir la que se nos obliga a entrar con todas sus consecuencias.
Mantener o querer regresar al sistema político corrupto, es un error fatal, no
crear un nuevo Estado con la limitación de la corrupción política seria la
impotencia de la nación mexicana.