domingo, 5 de marzo de 2017

LOS TIEMPOS BÍBLICOS DE ENRIQUE PEÑA NIETO



“La oposición no está preparada para gobernar”, palabras más palabras menos dijo Porfirio Díaz, el dictador que gobernó con mano de hierro más o menos treinta años: una dictadura personal. “La oposición no está preparada para gobernar”, palabras más palabras menos que ha dicho Enrique Peña Nieto, el último dictador de un sistema político que ha durado ochenta y ocho años, mismos que ha cumplido el dinosaurio priista.

Los políticos son personajes contrarios a los intereses de los pueblos y los políticos mexicanos están en el rubro de los más ignorantes y ambiciosos del mundo. Por ello, tratan de conservar el poder en más o menos los términos poco variables con el fin de que, no se imponga la democracia. El Priato que, duró con pocas variables, hasta el año dos mil y de allí hasta el momento actual está en plena decadencia, moribundo. Claro, esto no lo reconocen abiertamente los priistas que quieren a toda costa seguir en este camino antidemocrático como si ochenta y ocho años no fueran suficientes. Para millones de mexicanos no hubo otra visión y práctica política que la del partido único de Estado: el Partido Revolucionario Institucional (que en el nombre lleva la contradicción). Imaginen ver pasar décadas y décadas de una “Dictadura Perfecta”, según Mario Vargas Llosa sin atisbo de variabilidad sino una repetición ritual del cambio del poder político a miembros de un mismo partido; y como nos dice Dante Alighieri, la repetición es el infierno, un estancamiento de aguas turbias que se agitaban sanguinariamente.

Bien podría aplicarse el breve cuento de Augusto Monterroso, a un ser imaginario que hubiera visto el nacimiento del Partido Revolucionario Institucional, que se ha identificado como un dinosaurio que durmiera por ochenta y ocho años: “Y cuando despertó el dinosaurio seguía ahí”, tal es el caso de este partido político y mas que, del instituto político del sistema político implantado por los priistas para durar tanto como la más vieja dictadura del mundo. Y, no solo dictadura rancia sino una de las más perversas, sanguinarias que ha superado en horror al fascismo de Benito Mussolini y al nazismo de Adolfo Hitler; si bien aquellos extremismos fueron de lo peor esta dictadura no les va a la zaga con sus métodos violentos, sanguinarios y largamente eficaces para mantener un sistema político por tanto tiempo bajo el disfraz de la libertad, la democracia, el vil engaño.

Esto es lo que festejaron los priistas; mejor dicho las cúpulas priistas porque la mayoría de la militancia de ese instituto no son más que otras millones de engañados y explotados. Como dice el gran Arturo Schopenhauer “Este mundo se divide en al almas atormentadas y diablos atormentadores”, y los lideres priistas no han sido otra cosa que diablos atormentadores de sus propios seguidores. Porque la mayoría de militantes priistas pertenecen a esa gran masa de desposeídos, de pobres, de expulsados hacia el norte, de ignorantes de su propia desgracia y acríticos de sus líderes más descaradamente corruptos. Esto suena excesivo e increíble pero por desgracia es cierto. Me basta platicar con un prisita para ver el infierno de Dante con su interminable repetición de sufrimientos sin esperanza de salir hacia la luz. Ya lo dijo el mismo Dante “Quien entre aquí que abandone toda esperanza”. Ese es tal, el deseo de Peña Nieto: seguir en la oscuridad en pleno siglo XXI, es decir, un retroceso mental de más de cien años.

A lo lejos se puede ver la hacienda con los capataces a caballo con los látigos en las manos y los trabajadores vestidos magramente con manta cruda cuando no con costales, bajo el sol inclemente. La mirada inmutable del dictador como un Gran Hermano que prefería “matarlos en caliente y luego averiguar”. Todo un sistema bien aceitado para someter como bestias fieras a los seres humanos de esa época. Hoy, el escenario ha cambiado y muchos de los jóvenes ya no nacieron bajo el Priato y bajo el mismo sol de la hacienda pero el peligro es el mismo: la dictadura de partidos. Hay que ver como este sistema político antidemocrático muta pasmosamente. Primero fue una dictadura personal con Diaz, después una dictadura de partido único de Estado con el Partido Revolucionario Institucional y ahora está consolidando su mutación hacia una dictadura de partidos, tal y como lo propone Manlio Fabio Beltrones: un gobierno de coalición y, ¿qué es un gobierno de coalición?, es una dictadura de partidos.

La oposición no está preparada para gobernar, ha dicho el más nefasto de los presidentes de los últimos tiempos; un ignorante sin remedio, un siervo de las trasnacionales, un pelmazo entre los Pel-mazos, que pasará al basurero de la historia como el símbolo de este sistema corrupto y que francamente ha redefinido no solo la corrupción sino el cinismo y la impunidad. Peña Nieto ha dado su discurso como si fuera un profeta de los tiempos bíblicos, inamovibles, eternos, mientras el suelo se hunde bajo sus pies. Bien mentido por él y para él. Amén… 


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