martes, 28 de marzo de 2017

DIOS, UNA IDEA



Ningún Dios existe, únicamente existen los creyentes en tal idea. La creencia de las mayorías en un ser divino, puja por hacer realidad lo inexistente. Sin embargo, no hay dioses; si esto fuera cierto, la vida estaría de antemano resuelta. Por ello, mismo se sabe que cada uno debe hacerse su vida; bien o mal, pero de manera concretísima.

A menudo los mexicanos contemporáneos nos asustamos al saber que existía un Dios de la guerra mexicano que exigía sangre y muerte: Huitzilopochtli. Con todo, existía un Dios bueno, racional: Quetzalcóatl. Ambos dioses no eran más que representaciones metafísicas de lo que eran los pueblos prehispánicos. No más y tal como el dios cristiano y el diablo son representaciones del pensamiento judeo-cristiano del bien y del mal de los seres humanos católicos.


Las religiones fueron creadas por seres humanos para responder la existencia humana pero pronto degeneraron para el engaño y sometimiento de una élite teológica sobre la temerosa mayoría que en primer y último caso quiere que su vida no sea inútil, injustificable. El anhelo de la eternidad y el reconocimiento exagerado de uno mismo.


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