En
su loca ambición Felipe de Jesús Calderón pensó que se había sacado la lotería malamente
con toda impunidad. Su frase a los reclamos de fraude fue: “Haiga sido como
haiga sido”, creyó que había dicho una frase lapidaria y comiquísima. Para sus
adentros reía y gozaba como niño con juguete nuevo. “El Reino de Dios en la
Tierra” era posible y el, Calderón era su emisario, su pontífice máximo;
Vicente Fox había fracasado estruendosamente; hoy es el segundo priista de
México.
En
estos días, a Calderón, se le apareció un fantasma del pasado muy presente:
Humberto Moreira, para recodarle que si hubo fraude para que el primero lograra
llegar a la presidencia y que hay una carta, documento que corrobora su dicho. Felipe
Calderón ha respondido a lo Calderón con bravatas. Le duele que, sus palabras
lo persigan día y noche y ve como le pesa a su mujer a la hora de perseguir,
por su encargo, la candidatura del Partido Acción Nacional a la presidencia de
la república, a cualquier costo.
El
“Haiga sido como haiga sido”, contiene todo el pensamiento de Felipe Calderón. No
importan las formas sino el fondo. Todos los medios, para Calderón, son lícitos
mientras consiga sus objetivos personales. Su mujer, Margarita Zavala, no
importa como persona sino como medio para volver a gobernar, si el caso se da.
A Calderón no le importa lanzar a su mujer al cieno, al estiércol de la política
y a las fauces de las fieras con tal de satisfacer sus más bajos instintos de
gobernar por interpósita persona en la figura de Margarita Zavala. Claro ella
acepta las condiciones.
El
“Haiga sido como haiga sido”, es el pensamiento que ha seguido Felipe Calderón en
toda su vida y seguirá practicando. Es un Mario, un Maxtlaton con ansias sanguinarias.
En su frase se resume todos los malos instintos, toda la bajeza, la traición,
la corrupción y el cinismo. No le basta con la gravosa pensión que los
mexicanos pagan para alimentar a su persona; quiere más y más; su ambición no
tiene límites. Con todo, las condiciones no le son favorables. Una buena parte
de los mexicanos no olvidan su criminal gestión. Ha escrito su epitafio no solo
político: “Haiga sido como haiga sido”.
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