Hemos
nacido dentro de una sociedad que tiene ya todo hecho y aunque hay mucho más
por hacer nos basta con lo ya hecho. La mayoría de nosotros no aportamos una
sola idea en toda nuestra vida que sea propiamente nuestra. Desde que nacemos
recibimos el lenguaje como primer elemento no necesario físicamente sino como
preludio a nuestro desarrollo mental. Así pues, las ideas no son producto nuestro
sino una tradición familiar y social.
Este
hermoso regalo (el lenguaje), nunca lo ponemos en tela de juicio, damos por
sentado que nos pertenece y, he ahí, el error. Damos por hecho que las ideas
nos pertenecen. Muy a menudo decimos: “Digo lo que pienso”, “Pienso que” y
otras por el estilo; sin embargo, muy a menudo solo nos limitamos a expresar lo
que ya heredamos de la familia y de la sociedad. Bien se puede ver que, así
como hay estratos sociales, también hay capas de pensamiento correspondientes a
esas divisiones sociales.
Por
si esto fuera poco, se debe de tener en cuenta el nivel de educación, el nivel
de ejercicio del arte, oficio o profesión que se ejerce. No se puede uniformar
a los que solo tienen la teoría de aquellos que han ejercido el arte, oficio o
carrera. También se debe tomar en cuenta el nivel de reflexión durante la práctica
y el tiempo de ejercicio de determinada actividad o trabajo. La diversidad de áreas
del conocimiento, de la misma manera, es importante para saber la amplitud del
saber.
Ahora
bien, durante el aprendizaje teorético como en la práctica que se reflexiona en
conjunción con el tiempo y diversidad nos permite tener un mayor espectro de la
realidad. La episteme es muy complicada, en virtud a las diversas posiciones
que hay para conocer la realidad. El materialismo ingenuo, el idealismo, el
raciovitalismo y todas las ramificaciones que de la misma existen nos ponen
contra la pared sin ninguna concesión. Desde que punto de vista se conoce dará
como resultado de determinada ontología. El tratado del ente y de sus
relaciones con lo demás existente no es un tema fijo sino huidizo. Saber que la
realidad no es como se perciben sus fenómenos sino como el resultado de la constitución
química y del influjo de la luz sobre esa realidad es muy diferente al
conocimiento poético o, de la opinión vulgar.
Si
bien se pueden tener ideas propias estas solo son nuestras en tanto las usamos,
las reflexionamos, entendemos sus estructuras, principios, métodos y
componentes en determinado nivel gnoseológico. ¿Cómo conozco?, debería ser
nuestra pregunta fundamental y no el “Conozco, sé”, inmediato, irreflexivo.
Para
un gobierno basado en un sistema de larga práctica sabe que, debe implementar
las ideas, de democracia, justicia, y todas las que sean menester pero en
particular la de libertad. Se ha llegado al extremo de pensar en que la
libertad consiste en la consciencia interna. Me pueden esclavizar el cuerpo
pero nunca mi pensamiento, se dice. Con todo, en la sociedad ocurre que,
primero se plantan las ideas y después pocos e hace para liberarse de las
mismas. El resultado. Pocas personas pueden acudir a su refugio íntimo como
verdadero lugar de libertad; la mayoría ira como quien no tiene lugar a donde
ir y con sus ideas bastardas.
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