Sin
duda alguna rapar a personas en las condiciones en que se hizo en Chiapas es
denigrar a las mismas y eso es inadmisible y debe ser condenado y sancionado en
su justa medida. Salta la pregunta inmediatamente. ¿Qué delito es?. No sé qué
delito sea y no me he puesto a investigar porque no es mi intención esa. Para el ámbito de la Filosofia esa actitud es grave porque vulnera la dignidad humana para el ámbito del Derecho, el delito no es grave. El
problema va mucho más allá de lo que lo presenta el gobierno en sus tres
niveles. Al imponer la reforma educativa el gobierno no ha tenido la capacidad
de convencer a través del dialogo ni se han mostrado los beneficios de la
reforma. Quien la haya leído y analizado se habrá dado cuenta que, bajo la
cubierta esta una reforma laboral con ingredientes totalmente neoliberales de capacitación
extrema, producción extrema y evaluación extrema tal y como se hace en empresas
de comida rápida.
En
la actual reforma educativa no se dice que método educativo es el que va a
imperar para que la educación sea de calidad. ¿Acaso será el constructivismo?,
no, solo es el pragmatismo burdo y sin sentido del neoliberalismo. Esta reforma
educativa es la hija bastarda de la privatización. Que se debe reformar la educación,
sin duda alguna. Pero no tal y como lo han hecho, justo a la medida que le han
dictado al actual gobierno las empresas trasnacionales, el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional, los gobiernos extranjeros y todos los que tienen
el interés de que se privatice la educación.
Insisto,
se debe condenar toda degradación humana y combatirla venga de quien venga;
sean particulares o del gobierno. Sin embargo, hemos visto pasmados como los
gobernantes, empezando por Enrique Peña Nieto, pasando por gobernadores,
presidentes municipales, políticos y toda clase de granujas han cometido
delitos no solo graves sino gravísimos sin ninguna consecuencia y esos mismos
delincuentes se rasgan las vestiduras ante la barbarie de haber sido rapados
personas en calidad de maestros. Eso se debe castigar pero no se nos olvide que
lo principal está en juego: la democracia y esa la tienen secuestrada
literalmente los gobernantes y políticos. Contra ellos se deben enfilar las
legiones del pueblo. Crimen y castigo.
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