La
obra de Stephen Hawking ha llevado a la vida a una profundidad y a una claridad
nunca antes vista ni siquiera sospechada. Tengo su obra de cabecera como el
Santo Grial de la vida junto a las obras más importantes. Los seres humanos
empezaron por buscar la verdad y respondieron con mitos (cuentos) y no podía ser
de otra forma; esta es la primera capa de la vida. La filosofía griega y romana
se vio interrumpida cuando empezaba a dar sus frutos más acabados; la teología usurpó
el conocimiento y se vistió de gala. La teología trató de dar las respuestas de
la vida. Fracaso estruendosamente y no había de otra. La respuesta vino de
donde menos se esperaba: de la física y, de la ciencia en general. La tercera
forma de responder a lo que es la vida es la tercera capa de la vida. Y,
francamente ha superado con creces a las otras dos formas (el mito teológico y,
a la filosofía). Ahora bien, no obstante lo anterior, la inmensa mayoría sigue guiándose
en la vida por respuestas teológicas (dogmas), es decir a través de un pensamiento
acrítico o filosóficas a la manera escolástica. Hay buenos historiógrafos de la
filosofía pero no muchos filósofos auténticos. Otra limitante tiene la filosofía,
se ha desligado de la ciencia; no se estudia la ciencia en general y mucho
menos se hace filosofía de las ciencias particulares u en especial de la física.
De esta mezcolanza de pensamientos está regida la vida.
Todo
lo anterior, parece al pronto palabrería o en su mejor caso, conocimiento puro.
Con todo, esto no es así. Piénsese como se calculan las grandes distancias para
viajar (teoría general de la relatividad) o el funcionamiento de muchos
dispositivos electrónicos (computadoras y aparatos para la comunicación), (mecánica
cuántica), y se verá que se quiera o no la ciencia y su aplicación técnica nos
envuelven por todos lados y avanza a paso agigantados.
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