La
práctica pura del Derecho es la parte de la ciencia más indigna que se puede
conocer del Derecho. Se vive entre lobos rapaces, se trata con la burocracia y
con toda clase de pillos y picaros. Solo una cosa buena tiene la práctica que
se debe ser fuerte en todos los sentidos. Diferente es, la ciencia teorética,
donde se llega al límite de la capacidad para ver los fundamentos generales que,
le dan fundamento y sentido a la norma particular. No obstante, la vida es como
es y no como debería ser.
Queda
una cuesta larga y llena de obstáculos para llegar al mundo teorético con
problemas universales que requieren de la valentía y de la osadía propia de la
ciencia pura del Derecho. Ahora bien, con tal de que se nos permita saciarnos
con la mecánica cuántica, la física general de la relatividad, la historia y la
filosofía en el camino, estaremos dispuestos a seguir la larga marcha. Mientras
la vida indigna nos rodea por todos lados. Se come con pena y con lágrimas de vergüenza.
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