lunes, 14 de diciembre de 2015

LA NORMALIDAD DE LA LOCURA




La híper individualidad ha socavado la convivencia entre los seres humanos. Ello trae como consecuencia que se abran abismos en derredor de las personas, haciéndoles sentir el duro frio de la soledad. Las consecuencias son terribles; por un lado, se requiere que la gente se porte “normal”, se le presiona para que no muestre sus sentimientos; por el otro, la angustia y la zozobra no desaparecen con ese ocultamiento. Los síntomas laten dentro del individuo. El desequilibrio no se puede evitar, se anda por el mundo con una o varias mascaras mientras bajo la piel el grito de Munch se agita con espasmos de demencia. La cura de la locura es la convivencia humana, sincera, libre de todo interés bastardo.  




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