La
Híper modernidad ha llevado a los seres humanos a vivir más aislados y más
inconscientemente, a pesar, o mejor dicho, debido a los adelantos tecnológicos
y científicos logrados. La vida ha sido empeñada a cualquier actividad
(trabajar, ganar dinero, estudiar, rezar, servir publica o de forma privada a
otros), sin tener un minuto para realmente vivir por vivir. No se trata de
vivir como el vagabundo que lucha tristemente contra los infortunios de su
condición o vivir lujosamente tal y como lo hacen los extravagantes ricos del
momento sino de solo vivir sin ninguna obligación más allá de solo vivir. Ese
vivir que conlleva los más básicos requisitos; la alimentación, la conservación
de uno mismo, cubrirse de los fenómenos meteorológicos y defenderse de los
peligros.
Esto
parecerá una locura para los economistas, teólogos y aun filósofos. Saint Simón
pegaría gritos desaforados ante este planteamiento, los burgueses estarían al
punto del suicidio por no ganar un centavo más o como ellos lo verían como una
perdida desastrosa. A los teólogos se les haría un sacrilegio vivir sin estar
hincados rezando y murmurando rezos día y noche con rituales francamente
ridículos, incluso a la gente común, asolada por la miseria se le haría una
locura teniendo la necesidad imperiosa de luchar a brazo partido diariamente por
subsistir. A los intelectuales les parecería absurdo vivir por vivir habiendo
glorias que obtener por el gran pensamiento que pueden producir.
Total
que vivir por vivir parece estar proscrito entre los seres humanos y solo a los
demás animales les es licito y legitimo tal cosa. Sin embargo, si se analiza la
vida actual se verá que se vive por cualquier cosa menos para la vida misma. Es
posible vivir solo por vivir, aunque sea de vez en cuando y
ensanchar el poder individual de manera consciente.
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