Los
medios de comunicación en todo el mundo y en especial los mexicanos
beneficiados por la transmisión del futbol han creado un discurso sobre las
manifestaciones en contra del gobierno de Brasil y de la Federación
Internacional de Futbol Asociación, haciendo hincapié respecto a las pocas
personas manifestantes; hacen parecer estas manifestaciones como mínimas y de
poca importancia.
A
la mayoría de la gente, les parece que las manifestaciones, en efecto, son
mínimas y que los grandes gastos (alrededor de 11 mil millones de dólares
gastados por el gobierno brasileño) y las enormes ganancias (4 mil millones de
dólares) que se llevará la FIFA están justificados plenamente y que lo
verdaderamente valioso es la Copa del Mundo. Si a estos se le suma las declaraciones
del Papa se justificará aún más este enorme gasto y ganancia.
Sion
embargo, el enorme gasto tiene como fin el de legitimar la reelección de la
actual presidenta de Brasil, en caso de que la selección brasileña gane la
competencia; en caso, contrario, las cosas serán diferentes.
Las
televisoras mexicanas despliegan toda una ideología del bienestar que emana del
mundial de futbol, aduciendo ser esta justa deportiva, es una tregua entre
tanta infelicidad que hermana a los diversos pueblos y una gran fiesta que nos
hace olvidar la realidad.
Ahora
bien, lo que no dicen estos medios es que la Copa Mundial de Futbol es un gran
negocio que solo beneficia a pocos, entre los que se encuentran la FIFA, los
dueños de los clubes de futbol, las televisoras de todo el mundo y los grandes
empresarios que están vinculados a este negocio mientras se esconde la miseria
social y se reprime a las minorías que se manifiestan.
La
presidenta de Brasil estuvo indecisa sobre su asistencia a la inauguración;
finalmente asistió y estuvo con bajo perfil, lo que no impidió que los
brasileños en el estadio donde jugaría el juego inicial, le reprocharan su
proceder político. No hay duda que los interesados han cuidado el gran negocio
del futbol con miras a la ganancia o por sostenerse en el poder. Por doquier se
usa el futbol para estos dos fines. Esto es irracional en virtud de las enormes
carencias materiales que padecen los pueblos. El gran consumismo mundial por el
futbol nunca podrá, racionalmente, justificar el enorme gasto en su práctica y
la enorme pobreza. Se sustituye la satisfacción real por una satisfacción
subjetiva que en todo caso dura un instante mientras la pobreza sigue
permanente.
Alrededor
del futbol se ha creado todo un discurso de apariencia racional, por los
gobiernos, los dueños locales del futbol y la FIFA para hacer pasar este enorme
negocio, que empobrece más a los pueblos, los enajena y manipula como un bonito
evento lleno de hermandad, amor, alegría, cultura y mil rubros más mientras la
pobreza se ahonda. Esto es hacer pasar lo irracional como racional. La razón
nos dice que, deben ser primero las cosas básicas: comida, salud pública,
seguridad social, educación entre otros y no el negocio de unos cuantos
sostenidos a bayoneta calada por los gobiernos de los Estados nacionales. Si se
buscan los motivos por los cuales, no solo no se avanza en el combate a la
pobreza, la desigualdad social y la ignorancia ahí está el gran negocio de la
copa Mundial de futbol que cada cuatro años receta la misma mala medicina al
mundo: enajenación y consumismo de un deporte profesional (practicado por unos
pocos), manejado por pocos, protegido por gobiernos y consumido por millones.
El deporte ha sido superado por el negocio con creces. Un mes de felicidad
subjetiva por cuarenta y siete de miseria real.
En
México los representantes del pueblo en el Congreso se aprestan a promulgar de
antemano leyes que faciliten el saqueo de la industria petrolera y todo lo que
se pueda mientras la mayoría de los mexicanos renuncian voluntaria o
involuntariamente a la racionalidad y a la vigilancia de la política. Para ello
están prestos cientos de trabajadores de las televisoras que traen la
enajenación a través de sus floridos y singulares gritos narrativos llevados a
su paroxismo cuando se anota un gol.
Existen
diversas definiciones del ser humano; Cassirier lo define como un animalsimbólico,
Bergson como hombre que hace (homo faber); pero aquí nos ocupa la racionalidad
y la política: Aristóteles define al hombre griego (en singular y un solo
género) como “hombre pensante”, que va ligado al animal político es decir,
racional; hoy se puede definir a los seres humanos (en plural, incluyendo a
hombres y mujeres) como “enajenados futboleros”, definición vulgarísima pero
que va acorde a la realidad. Lejos muy lejos estamos del ideal de la
racionalidad y de política. El Iluminismo creyó falsamente que los seres
humanos podían lidiar con el mundo usando la razón sin contar (no eran
visionarios) que los sicarios de la mercadotecnia, secundados por loros,
guacamayas, jilgueros, pericos y cuervostirarían toda racionalidad para llevar
a los seres humanos a la condición vil de consumidores y espectadores de una
realidad que los constriñe cada vez más a instrumento de los políticos y dueños
del gran capital. Los mexicanos cuando no caen de rodillas ante el Estado
Vaticano hincan la rodilla ante la FIFA o cualquier otro ídolo con tal de no
lidiar con el fondo de la realidad.
Si
alguna vez los seres humanos tuvieron fe fundada en la realidad de que el
Estado seria un instrumento para alcanzar fines generales y el bien común, el
sueño ha terminado y es hora de crear o acrecentar instrumentos y organismos
que hagan contra peso a los gobernantes que sin voluntad ya son instrumentos del
gran capital.
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