Peña Nieto, copiando a George Bush, mando a detener al doctor Mireles, líder de las autodefensas
que liberaron a diversos municipios de los carteles que mandan todavía en Michoacán.
Esto tiene sus implicaciones fuertes. Se dice que el doctor Mireles estaba en posesión
de armas de uso exclusivo del ejército junto con todos los demás que allí lo
acompañaban (alrededor de 80 personas más). Se perfila, al igual que Bush en
Irak una puesta en escena para destruir a su enemigo, Sadam Hussein. De la
misma manera, Peña Nieto detiene sin base alguna al doctor Mireles para
castigarlo por cuestionar la legalidad y legitimidad del gobierno federal.
Se sabe públicamente, como se hacen las detenciones de los adversarios del
gobierno priista. Esto trae a colación los casos de Joaquín Hernández Galicia alias
“La Quina” detenido por Carlos Salinas de Goratri y el caso de Elba Esther Gordillo
lideresa del SNTE detenida por Enrique Peña Nieto, no hace mucho.
El caso del doctor Mireles está en la misma línea de los anteriores casos.
Alfredo Castillo Cervantes no tienen la mínima calidad ni credibilidad como
encargado de investigación alguna. Solo recordemos que estuvo al mando de la investigación
del caso de Paulette Gebara en el estado de México, mismo que fue todo un circo
ridículo y fallido. En una casa (la casa donde murió la niña), y en especial en
un cuarto (el cuarto de la menor Paulette), no pudo dar claridad alguna sobre
el feo asunto. ¿Cómo puede estar como comisionado para Michoacán con tan
negativos antecedentes?. Solo se
justifica por ser amigo íntimo de Peña Nieto.
Al igual que con Bush y Carlos
Salinas se inventan delitos, se siembran evidencias, se mienten los motivos de
la actuación gubernamental, se esconden los motivos políticos. Con Hussein no
se encontraron las armas de destrucción masiva motivo de la guerra; en el caso
de Salinas de Gortari se supo después de la revancha política; en el caso de
Elba Esther Gordillo su oposición política a Peña Nieto y en el caso Mireles su
deseo de ir al fondo del combate al narcotráfico.
Es de risa que al final se sepa que las armas que le encontraron al doctor
Mireles para detenerlo y consignarlo sean la pechuga y las patas de pollo que
estaba comiendo en el momento de su detención. Así de ridícula y sombría es la actuación
del gobierno en México.
La torpeza de este gobierno solo puede ser sostenida con las armas, con
engaños, con una política al viejo estilo del porfiriato y heredada por los
priistas. Esto no puede ser una democracia sino una tiranía. En este caso el
gobierno a través del Ministerio Público Federal tendrá que probar la
responsabilidad de sus imputaciones para que el Juez Penal dicte sentencia
condenatoria. La presunción de inocencia debe prevalecer y no la sentencia
condenatoria de antemano tal y como ha pasado de manera corriente.
Dice Alfredo Castillo que se aplicará el estado de Derecho, solo se ve
la aplicación a quienes luchan por imponer precisamente la democracia; los líderes
del narco siguen viviendo en la impunidad. Evidentemente miente Alfredo Castillo.
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